Carlota Díaz-Reixa: «El vino por si sólo no es la salida, necesitamos enriquecer la experiencia»

Carlota Díaz-Reixa reunió un día su experiencia en organización de eventos, su formación en administración de empresas y varios años de aprendizaje fuera de Canarias. Juntó la mezcla y regresó a casa para ayudar a reactivar el negocio de su familia, la Bodega Los Lirios. Nos acercamos a conocer con ella todo lo que está reiventando el equipo de profesionales de la bodega; un interesante maridaje entre cultura del vino, experiencias turísticas y eventos. Una nueva opción de ocio cerca de la ciudad, al pie del Pico de Bandama.

 

El trabajo que hacen ustedes en Los Lirios es un caso de libro para explicar cómo se recupera un espacio agrícola y patrimonial. Pero empecemos por el principio, ¿cuál es la historia de la finca y la bodega?

La Bodega Los Lirios lleva siendo de mi familia desde hace aproximadamente 40 años. Mi abuelo se enamoró del espacio, de la tranquilidad y de la belleza de las vides. La decidió comprar y desde entonces hemos elaborado diferentes tipos de vino y hemos disfrutado de la vivienda, donde me crié hasta los 20 años.

 

¿Qué vinos elaboran? ¿Qué producción alcanzan en una añada buena?

Nuestra filosofía actual se centra en los vinos naturales; vinos que respeten la zona y sus características. Nuestro enólogo, Juan Manuel Martín (Bodegas Lava) es muy partidario de utilizar poco químico para poder realzar las variedades y la propia finca Los Lirios.

Elaboramos dos tintos y un blanco. El vino tinto Los Lirios Denominación de Origen Gran Canaria (con 80% Listán Negro y con 20% Castellana Negra). Y también elaboramos el tinto Llantén (con 60% Listán Negro, con 10% Castellana Negra, 10% Syrah, 10% Merlot y 10% Tempranillo). Y el vino blanco Los Lirios Denominación de Origen Gran Canaria (con 80% Listán Blanco y 20% Malvasía Volcánica). Tenemos capacidad para 40.000 kg.

 

¿Cómo nace la idea de reconvertir la bodega en una experiencia turística?

Parte de manera bastante improvisada. Veíamos clientes que por sí solos decidían visitarnos, por lo que empezamos a añadir un pequeño picoteo con la copita de vino. Con el tiempo, decidí aventurarme más en redes sociales y en portales como AirBnb o TripAdvisor Experiences, donde ofrecemos la ‘Canarian Wine Experience’, con la visita guiada completa. Lo hacemos nosotros, porque creemos que es muy importante que la familia siga siendo la que explique directamente el proceso, y no tanto un guía.

La visita incluye una botella de vino Los Lirios y un picoteo de delicias canarias, con mojo picón y mermelada de guayabo de mi abuela, quesitos variados, almogrote, pasas de Los Lirios, aceitunas de Telde y pan de San Mateo.

Al principio esto lo coordinaba mientras trabajaba en la Península. Y en el verano de 2019, al ver que cada vez más gente nos visitaba y que no había nadie dedicado 100% a esta actividad, decidí probar con un evento. Hicimos nuestro primer «Arte & Vino» donde mezclábamos artistas canarios con nuestros vinos, una especie de maridaje. Funcionó y ya ahí decidí dejar mi otro trabajo y adentrarme 100% en el mundo del vino y las experiencias enoturísticas. Es algo que me apasiona y espero que siga creciendo a este nivel.

Esperamos hacer crecer las experiencias enoturísticas

 


¿Con Airbnb Experiences y redes sociales es suficiente para promocionar una experiencia turística?

Definitivamente no. Las experiencias debes saber hacerlas. No es suficiente con un portal, hay que encontrar algo que el cliente disfrute y valore. Hay una frase que recibo mucho cuando nos visitan: «qué barato es para todo lo que hemos disfrutado». Pero creo que no se trata tanto de que sea barato o no. Se trata de conseguir que el cliente valore tu experiencia por encima de lo que estás cobrando.

Toda bodega, toda actividad turística, debe ofrecer aquello con lo que se sientan cómodos, en lo que sepan que son buenos. Una vez lo has encontrado, los portales ayudan, pero los comentarios te ayudarán más. Porque si los clientes no se van satisfechos, nunca volverás a vender tus experiencias, por mucho que estés en todos los portales habidos y por haber.

 

En Facebook vimos que los grupos de sus visitas son de todas las edades y nacionalidades posibles. Debe ser divertido, recibir gente de tantísimos países.

Para mí es precioso. Además aprendo muchísimo de cada visitante. En un año habré hecho unas 200 visitas guiadas, de todo tipo. Con 2 personas, o con 20. Mayores, niños, jóvenes. Es un reto cada vez que saludas al cliente, porque no sabes cuánto sabe de vino y si de verdad le interesa lo que le estás contando. Es un trabajo de empatía, de verles las caras e intentar encontrar el equilibrio entre contar tu historia y que se vayan contentos. Pero es muy bonito cuando se despiden y te dicen que tienes tu casa en equis país del mundo.

En un año habré hecho unas 200 visitas guiadas

 

 

 

 

¿El visitante extranjero se sorprende de la raíz tan antigua que tiene la cultura del vino en esta zona?

Hay de todo. Muchos extranjeros sí han estudiado las Islas Canarias antes de visitarlas. Suelen ser clientes alemanes o norteamericanos los que hacen un esfuerzo previo por informarse y descubrir lo que tenemos que ofrecer, más allá de las playas. Pero por lo general, diría que la mayoría de nuestros clientes sí han tenido interés por mirar dentro de la cultura canaria y por eso buscan probar experiencias nuevas.

 

Cuidas mucho el tamaño de los grupos. Seguro es importante para este tipo de recorrido, en un entorno así, se oyen hasta los grillos.

Nuestra idea siempre ha sido enfocar nuestra actividad en la calidad. Nunca en la cantidad. Esto se refleja en todo nuestro proceso, desde el viñedo y la elaboración de vino hasta las experiencias enoturísticas. Buscamos que el cliente se sienta en casa, y que se relaje, disfrute, admire el entorno y se vaya con una sensación de paz. Igualmente, para poder ofrecer una visita guiada completa, necesito de grupos pequeños. Porque me gusta que el cliente tenga la libertad de preguntarme lo que necesite, de llevar la visita por donde más le plazca. Y eso solo se consigue cuando hay poca gente.

 

¿El público local y los turistas son clientes diferentes?

Son diferentes. Para empezar y nunca me cansaré de decirlo (aunque espero que vaya cambiando con el paso del tiempo), prácticamente no recibimos clientes locales para las experiencias enoturísticas. De vez en cuando nos llega algún cliente local que ha regalado la experiencia en un cumpleaños, o que viene de teambuilding, pero por lo normal, nuestro cliente es extranjero. Los locales buscamos otro tipo de actividades.

 

Son varias las bodegas de la isla que han profesionalizado la comercialización de experiencias. ‘Finca Condal’ ofrece un museo etnográfico y la visita a su bodega. Ustedes en ‘Los Lirios’, brindan la visita con eventos y gastronomía. Estas experiencias son un producto común en Europa, pero aquí nunca terminaron de explotar.

Para mí, era básico utilizar un espacio como la Bodega Los Lirios para maridar el vino con otras actividades. Ni me llegué a plantear lo que hacían otras bodegas, simplemente me apeteció traer aquí cosas que había visto en Barcelona, en París o Amsterdam. Porque además ya tenía la suerte de contar con el espacio.

Supongo que cada bodega tendrá sus razones, pero lo que está claro es que el vino por sí solo no es la salida. Necesitamos ampliar actividades, para poder tener un negocio. Aunque todo depende claro de las capacidades de cada bodega, no todas tienen la suerte de tener un espacio para museo, o para eventos, o actividades enoturísticas etc., o no contarán con personal para ampliar las actividades que ofrecen.

 

¿Hay posibilidad de negocio en un circuito entre varias bodegas, o ves más factible la comercialización de producto único?

Es evidente que la Ruta del Vino de Gran Canaria nos ayudará a trabajar cada vez más unidos y en conjunto. Pero también me parece una buena apuesta que cada Bodega lleve su propio ritmo y sus propias actividades. Esto ofrece diversidad y es algo muy necesario en la isla. Necesitamos crecer muchísimo más culturalmente, ofrecer espacios diferentes donde la gente pueda disfrutar. No se trata de que todos acabemos haciendo lo mismo porque a pesar de vender un producto «igual» (a grandes rasgos) cada bodega tiene su misión, visión y forma de trabajar que se debería de mantener única.

Necesitamos espacios diferentes, para que la gente pueda disfrutar

 

No querríamos dejar de hablar de eventos. Empezamos preguntando por los ‘Summer Wines´

Los Summer Wines se iniciaron como una manera de darle vida a nuestro Bochinche. El Bochinche Los Lirios estuvo abierto hace 25 años, fue un éxito, lo conocía mucha gente de aquella generación, pero necesitabamos avisar que volvíamos a estar funcionando. Se nos ocurrió lo de Summer Wines para que la gente pudiese seguir disfrutando de música, vino y comida de la abuela, pero siempre dentro de todas las medidas de seguridad posibles. Es un espacio abierto, donde intentamos que la gente se olvide un poco del caos que estamos viviendo y se centre en llevarse una experiencia única.

 

Otro evento con pinta estupenda, los encuentros ‘Arte y Vino’, ¿qué organizan aquí?

El «Arte & Vino» es mi bebé. Es un evento muy bonito culturalmente, lo echo mucho de menos. Lo empezamos en Agosto de 2019 y la idea era hacerlo mensual. Invitábamos a unas 20 marcas canarias, con productos diferentes, desde ilustraciones, riñoneras, bolsos, ropa vintage hasta maquillaje ecológico y lo uníamos a música en directo, pintura, DJs y foodtrucks.

Esta idea se hace continuamente en Barcelona, pero con la cerveza como bebida. Nosotros aquí buscabamos que el vino fuese el protagonista. Maridar vino y arte funciona, a la perfección. Se formaba un ambiente precioso, la gente muy relajada, disfrutando de una tarde de domingo y admirando todo lo que las Islas Canarias tiene que ofrecer culturalmente, que es MUCHÍSIMO. Es una pena que con el COVID este evento sea imposible, pero esperamos recuperarlo cuando volvamos a la normalidad.

 

¿En qué medida el Covid cambió su programación? ¿Ahora el cliente local valora más los espacios abiertos como este?

Hemos tenido que cambiar completamente. El Bochinche Los Lirios lo preparamos durante el confinamiento. Era una idea de futuro, pero nos pusimos las pilas, mi madre, mi hermano y yo, barnizando, pintando paredes, preparando el espacio. Los eventos eran imposibles, así que decidimos continuar con nuestra tónica, pero con los clientes sentados, sirviendoles en mesa, para seguir funcionando y no perder todo lo conseguido durante los últimos meses.

Tener un espacio abierto es una ventaja inmensa. Siempre nos preguntan por eso, cuando llaman para reservar. Y al final, somos suertudos en ese aspecto, pero también ha costado que el cliente venga y nos conozca, ya que son momentos complicados y la gente prefiere muchas veces malo conocido que bueno por conocer. Pero poco a poco y con mucho esfuerzo, se consiguen los objetivos.

 

Última pregunta. ¿Se conocen estudios científicos que demuestren que se vive mejor cerca del Pico de Bandama, con buena compañía y buen vino?

Yo de ciencias poco, pero lo que sí te puedo asegurar es que la sensación de felicidad que uno tiene al entrar por esa Bodega la tendrás muy pocas veces en la vida. Es un espacio mágico, en medio de la nada, con naturaleza por todas partes y con una acústica impresionante. Si tienes un mal día, se te pasa solo mirando al horizonte. Es una visita obligada, así les espero con los brazos más que abiertos!

 

 

 

 

 

*Conozca la actividad y horarios de visita de la Bodega Los Lirios

 

**Reportaje gráfico: Arcadio Suárez