Leonela Suárez: «La coctelería es mi profesión y mi pasión»

Leonela Suárez Mieles es coctelera-barman en el Hotel Cordial Mogán Playa, donde trabaja desde hace más de 10 años. Es una auténtica apasionada de la coctelería, profesión en la que obtuvo ya varios premios y en la que nunca deja de formarse. Leonela tampoco deja de formarse en otros campos y espera empezar pronto estudios de Turismo o de Gestión Hostelera, siempre compaginándolo con su pasión por la coctelería.

 

¿Cómo llegaste Leonela a convertirte en experta en coctelería?

El comienzo fue bastante curioso, paseaba por Mogán y al ver el hotel recuerdo que pensé ‘algún día quiero trabajar aquí’. Poco después entregué mi currículum y enseguida me llamaron. Empecé a trabajar en el hotel en 2006. Entré como ayudante en el restaurante, sin saber mucho aún. Pero las ganas de seguir creciendo y aprendiendo en un trabajo que me gustaba hicieron que ascendiera a camarera y me hicieron fija.

A los 3 años de estar en restaurante, por casualidad, me mandaron un día a bares por una sustitución, y me encantó la experiencia. Ahí me entró el gusanillo por la coctelería y le pedí al Maître un cambio. Ese cambio supuso empezar casi de nuevo de cero, sin casi saber llevar una bandeja. Pero también fue una motivación.

Conocí a una compañera, Nuria Gutiérrez, ahora buena amiga, que trabajaba también en el equipo de bares. Fue ella quién me introdujo en el mundo de la coctelería, se podría decir que fue mi mentora. Empecé a estudiar y a hacer cursos de coctelería. Me fui enganchando y con la formación la motivación no acaba, sino que va en aumento.

 

¿Qué es lo más importante para ser una buena coctelera – barman?

Lo más importante es amar lo que haces. Mi profesión es lo que yo quiero hacer, no es solo un trabajo. Yo elegí trabajar en esto, porque me apasiona. Y me gusta formarme porque lo disfruto, me gusta. Amo lo que hago y hago lo que amo. También es importante rodearte de gente que ama lo mismo que tu: si tus compañeros están motivados y aman su trabajo, te lo transmiten.

Tras empezar de la mano de Nuria en el mundo de la coctelería, y con la experiencia en el hotel, seguí formándome en esto. Otro compañero me animó a presentarme a competiciones. El primer año quedé 4ª y tanto él como el jefe de Bares me siguieron animando a que me presentara a más concursos de coctelería.

Mi profesión es lo que quiero hacer, no un trabajo

 

¿De dónde parte la inspiración para crear un cóctel?

Es algo extraño de explicar. Para aprender a crear y empezar con la coctelería creativa, la ‘coctelería no-tradicional’, tienes primero que estudiar muy bien las bases, conocer bien las mezclas.

Luego, a medida que vas ganando experiencia, tu mente se va desarrollando y ya prácticamente analiza sola y combina los olores, mezcla los sabores, todo… Es como un puzzle que automáticamente se va colocando en orden en tu cabeza.

A mí me encanta la coctelería creativa. Y cuando estoy delante de la barra o incluso haciendo la compra en el supermercado, tan solo viendo lo que tengo delante, ya me van llegando las ideas por si solas a la cabeza.

 

 


Los concursos facilitan la promoción de profesionales y de establecimientos, pero ¿ofrecen buen ambiente? ¿Generan relaciones entre compañeros de profesión?

Sí, sin duda, cuando estás empezando y llegas al primer concurso aún no conoces a nadie, pero poco a poco vas haciendo contactos. Profesionalmente vas aprendiendo más y más, entre todos nos ayudamos. Vamos contándonos nuestra experiencia, nuestra forma de ver las cosas, y aprendemos unos de otros, también te vas enriqueciendo como persona.

 

Por lo que nos cuentas, hay dos grandes vertientes de la coctelería y cada profesional tiene un perfil, ¿cierto? ¿Cómo son esas diferencias entre coctelería tradicional y creativa?

En la clásica se realizan los cócteles tradicionales y, a la hora de competir, tenemos más normas, por así decirlo. La competición es más estricta. En cambio, la competición en coctelería creativa es más libre. Tiene menos reglas y puedes usar más ingredientes, por ejemplo. A mi me gusta la clásica, pero la que realmente amo es la coctelería creativa.

Hace poco quedé primera en una competición de Coctelería de autor. En esta categoría no teníamos limitaciones de ingredientes ni de bases alcohólicas, como ocurre en la tradicional.

 

La profesión de barman fue tradicionalmente un oficio de hombres, hasta en el nombre se ve la limitación de género, ¿han cambiado las cosas?

Sí, antes era un trabajo de chicos, pero ahora ya no hay diferencias. Se nota el cambio en los últimos años. Cuando yo entré en este trabajo éramos poquísimas las mujeres cocteleras, contadas con las manos. Ahora ya sí somos bastantes. De todas formas, pese a ser una minoría durante esos primeros años nunca me sentí fuera de lugar y siempre sentí el apoyo de mis compañeros.

 

¿Qué es lo mejor que tiene trabajar en turismo?

Lo mejor es estar rodeada de gente y de culturas diferentes, eso te va enriqueciendo. Los huéspedes que vienen te cuentan sus experiencias, sus vivencias y te vas enriqueciendo de esa relación. Esa cercanía me gusta. Además, esa mezcla y las diferentes culturas también son una inspiración para la creatividad en coctelería. Es enriquecedor.

Pero también diría que una de las cosas que más me gusta es trabajar en el entorno en el que lo hago. El equipo de Bares, con nuestro Jefe de Bares Gustavo Romero, es como una gran familia, a todos nos apasiona nuestro trabajo.

El propio jefe, que también tiene varios premios a sus espaldas, es el primero que nos anima y nos motiva y eso se nota en el equipo. Entre los compañeros siempre estamos hablando de coctelería, dentro y fuera del trabajo. Queremos aprender más, estamos muy motivados. Nos enseñamos mutuamente, somos compañeros, aunque luego compitamos en las competiciones. Eso además se transmite a los huéspedes, claro.

 
 

 
 

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*Fotografía y texto: Bea Rivero