familia Dunkerbeck

La saga Dunkerbeck: una inagotable escuela del Mar

En el bar ‘La Ola’ de Pozo Izquierdo hay una tabla de windsurf colgada en la pared en la que se puede ver la silueta de dos manos diminutas, pintadas con rotulador permanente. Son las manos de Liam Dunkerbeck, el hijo de Björn Dunkerbeck, que ha heredado su pasión por el deporte y su número de la suerte, el E-11, con el que Björn ha sido 42 veces campeón del mundo de windsurf. Igual que Liam, Björn se enamoró rápidamente del mar, como antes de él hicieron sus padres, que tras viajar a Gran Canaria decidieron dar un giro de 180 grados y cambiar Dinamarca para vivir en la isla.

En 1977 la familia Dunkerbeck cambió sus vacaciones de invierno en la nieve en Austria por Gran Canaria. No fueron unos turistas al uso, ya que viajaron con un inusual equipaje, una tabla de windsurf a bordo de un vuelo chárter. Björn ya navegaba sobre una tabla con sus padres cuando apenas tenía unos pocos años, pero con 8 ya se hizo con su propio equipo.

Era “una vela de niño, muy pequeña” y tenía algunas condiciones, recuerda. “A mí, el aprender a nadar me parecía una pérdida de tiempo, hasta que mis padres me dijeron que hasta que no supiese nadar no podía hacer windsurf”, en ese momento “aprendí rapidísimo”, explica Björn entre risas. Y es que subirse en una tabla merecía de sobra el esfuerzo.

Su hermana también aprendió rápido, y ha sido 18 veces campeona del mundo femenina. Sus pasos ahora lo siguen sus hijos, y sus alumnos, embajadores de un deporte que Björn define como “muy divertido”. Y ese es el secreto que encierra el windsurf.

El windsurf es divertido, se renueva el reto cada día

El windsurf “produce muchas endorfinas, es muy divertido, y las condiciones siempre son diferentes y eso renueva el reto cada día”, explica con pasión. “En Gran Canaria se puede saltar hasta 15 metros por encima del mar, algo que no solo es increíble sino que además hace que el nivel sea muy alto, comparado con otros lugares del mundo”.

Björn empezó a navegar en el 1978 en el Faro de Maspalomas, pero el nivel fue subiendo y con él la búsqueda de nuevos lugares con viento en la isla. “El viento alisio en una isla redonda se va moviendo” y con él los Dunkerbeck, siempre buscando sitios nuevos, como Playa del Águila, donde tienen su escuela por más de 40 años, Playa de Vargas, Ojos de Garza y Pozo Izquierdo, por último, ya en el 1981 y “de donde ya no se marcharon”, confiesa.

 
 

 
 

Cuando Björn se enamoró de Pozo Izquierdo apenas vivían todo el año unas diez personas, algunas más solo en verano. Ahora, ese rincón antaño desconocido y casi deshabitado es el epicentro mundial del windsurf, lugar de peregrinaje de todo aquel que quiera probar y probarse frente a las olas y el viento.

“Empezaron a llegar campeones del mundo”, siguiendo los consejos de Björn y buscando viento, y ahora ya son “miles y miles los amantes de este deporte que viajan a la isla” y que, poco a poco, han hecho de este punto del sureste de la isla, de este destino, el bullicio actual, con más de 200 personas que entran al agua cada día.

 
 

 

 

 

 
 
 

Su amor por el deporte no solo sirvió de empuje a Gran Canaria como destino, también fue un aliciente para todo aquel que quería probar eso que estaba llevando a la fama a aquel campeón en todo el planeta. En Playa del Inglés, los Dunkerbeck han ampliado el negocio a todos los deportes de olas y tablas, desde surf a bodyboard, paddle surf y windsurf, mientras que en Águila Playa se centran en kitesurf y windsurf, que tiene en Bahía de Formas su pista de velocidad.

Por temporadas, pasan por esta escuela más de 40 niños y niñas diarios, y es que pocos afortunados pueden aprender de un 42 veces campeón del mundo. “Se forma en todos los niveles, desde principiantes, locales y turistas, y todo el año”, afirma Björn, también como “actividad extraescolar, fiestas y puentes, vacaciones y verano con los campus”.

Nuestra escuela forma en todos los niveles, todo el año

Para él es una oportunidad y una manera “de que los jóvenes estén en la playa, en contacto con el mar, con el deporte, que es sano y divertido, y al aire libre”, y así “no están ni frente a la tele ni a una consola”, vigilados, seguros y aprendiendo de su pasión. “El deporte y la naturaleza siempre son una gran escuela”, explica con firmeza.

 
 

 
 

Para Björn este impulso desde tan jóvenes es decisivo, y eso lleva a que en Gran Canaria “haya mucho talento”, como en ningún otro lugar. “En esta isla pequeñita hay más de 80 títulos mundiales, y eso no hay ninguna isla en todo el mundo que lo tenga”, explica orgulloso.

“Ni Hawái, ni Australia, no pueden competir con Gran Canaria”, y hay un por qué. En esta isla, explica, “las condiciones son muy buenas para el windsurf todo el año, y eso es un potencial y una virtud que es única”. En Hawái “hay condiciones muy buenas, pero no tan estables, no hay tantos días ventosos ni tanta constancia como en Gran Canaria”. No es solo una idea que tenga él, “no hay ningún destino que pueda compararse con Gran Canaria y los títulos lo demuestran”, afirma.

En windsurf, no hay ningún otro destino como Gran Canaria

Tras ganar 42 títulos los retos no se acaban para Björn, que aún navega en velocidad. Tenía pendiente batir el récord, algo que logró recientemente (noviembre 2021) al ser la primera persona en superar los 100 kilómetros/hora en tabla de windsurf. Björn alcanzó los 103,68 kilómetros/hora y ya es el hombre más rápido del mundo.

Cuando habla de este reto lo acompaña de un video, que deja a cualquiera sin aliento. “Me he llevado muchos golpes pero siempre he seguido navegando, solo una vez me tuve que retirar, he tenido suerte”, confiesa agradecido.

Este año Björn vuelve con uno de los retos que más ilusión le hace, el campeonato del mundo en Pozo Izquierdo, con disciplina única de olas, juveniles en todas las categorías, sub13, sub 17 y sub 20 y open de profesionales masculino y femenino.

Este verano este campeonato de mundo llegará a su 30 edición en sus 33 años de historia, pero el año que viene “volverá el slalom y el freestyle”, adelanta. Aunque Björn estará en la organización, habrá un Dunkerbeck compitiendo con el E-11. Su hijo Liam es campeón del mundo juvenil sub17 y subcampeón de olas en sub20, ya compite en Open y es campeón de España en una modalidad muy atractiva, el windfoil. “Este año competirá en Open y juvenil en olas”, y ya se postula como el favorito de su categoría.

 
 
 

 
 

No es el único Dunkerbeck campeón, su hija Alba es campeona de España de gimnasia rítmica y ha sido campeona de su categoría 8 años consecutivos en Canarias, además de reina del Carnaval de Maspalomas, Miss Grand España y representante de España en el Miss Grand Internacional 2021. También Martina, campeona de Canarias en gimnasia rítmica. El peque de la casa, Daniel, “ya sabe de todo, navega, surfea, y con 9 años tiene mucho talento y todos las metas por delante”, dice Björn orgulloso.

Es una familia “activa y deportiva” y ya no solo con talento sino con muchos triunfos, celebra. Los Dunkerbeck “solo están contentos en el centro del podio”, bromea.

Nada frena a los Dunkerbeck, que ya tienen la vista puesta no solo en seguir haciendo campeonato del mundo de Pozo Izquierdo sino en mostrar al mundo que la isla es “uno de los mejores sitios para saltar del planeta”. Con una emoción contagiosa, sus palabras convencen hasta a los más escépticos. “Hay que seguir con el evento, que es un clásico, seguir sumando en presupuesto y crecer año a año”. Hacer más ruido, invitar a más prensa internacional y a más campeones está en sus planes, como también el mejorar las infraestructuras, “ese es el gran reto”, apunta.

El windsurf atrae a la isla a deportistas, turistas sanos, fieles

Gran Canaria ya tiene las bondades que le ha regalado la naturaleza, sol, playa y viento, solo falta “crear un entorno windsurf para disfrutar del deporte y del ambiente”. Para Björn toca “trabajar juntos” porque “en todos lados donde hay condiciones hay mucha afición, es un deporte familiar, que todos pueden disfrutar en conjunto”, y a través de él crecer en turismo deportivo.

 
 

 

 
 

En el windsurf “hay espacio para todos, el mar tiene espacio y hay viento para todas las categorías”, así que “con enfoque se pueden hacer muchas cosas aún”. El windsurf, asegura, “te despeja la cabeza, te libera la mente”, y eso es algo que no se paga con dinero. “Hay que seguir empujando, el windsurf atrae a deportistas y turistas sanos, fieles y a campeones que nos eligen por las condiciones especiales y únicas de la isla”.

Esto es un regalo “y hay que cuidarlo”, afirma rotundo, y en su voz se puede leer que es un compromiso firme que tiene con la isla, que le ha dado una estantería repleta de premios, un acento mestizo y una familia de campeones con mucho por ganar.

Necesitamos mejorar infraestructuras, trabajar juntos

 
 

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*Más info sobre la Escuela en la web de Dunkerbeck Windsurf, Surf & SUP School
 
 
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Texto: Laura Bautista 
Fotografía & Video: Arcadio Suárez