La Oliva Restaurante: ‘Nosotros lo hicimos, con esfuerzo todo se puede’

Pocas ‘oficinas’ despiertan con la joya natural de Las Palmas de Gran Canaria a sus pies, pero Lola, María José y César Gómez Navas tienen la suerte de dar los buenos días cada día a la playa de Las Canteras. La Oliva es un negocio familiar que lleva ya más de 20 años asomándose a la playa urbana más famosa de Canarias, como ejemplo del esfuerzo, dedicación y del empeño de un equipo que sin experiencia previa se lanzó a la aventura de emprender.

“Si nosotros lo hicimos, todo el mundo puede, es cuestión de esfuerzo y mucho trabajo”, señala Lola, que confiesa que el desayuno es su momento favorito. No es la única que lo piensa, porque desde “su mesa” disfruta de un zumo de naranja María Navas, la matriarca de la familia de emprendedores, que aunque tardó más de un año en convencer a su hija del potencial de este local, logró con tesón abrir el que hoy es el negocio de sus vidas.

Ella, ama de casa, gran cocinera y “sobre todo una maravillosa gestora”, vio en el “local de abajo” la posibilidad de un negocio de éxito y desde entonces ya han pasado 20 años de desayunos en su mesa y a orillas del mar.

Lola, María José y César trabajan en equipo y “de forma colegiada”, como bromean las hermanas, que están seguras de que esa es una de las claves del éxito de ‘La Oliva Restaurante‘. “Nos compensamos, nos apoyamos y funcionamos como uno” y eso “se trasmite al equipo”, que hoy ya son casi una segunda familia, y de 40 miembros.

Empezaron con un local, pequeño, y poco a poco han ido haciendo crecer La Oliva, primero con el local de al lado que hoy es la cocina, y luego la zona de bebidas y barra, que era “lo que faltaba para cerrar el círculo”.
 

María Navas es la matriarca de esta familia de emprendedores

 

 

 

 

 
 
 
Empezaron sin experiencia, sin haber cogido una comanda ni servido una mesa, “y la cocina era pequeña, y las comandas salían, porque se saca y si te empeñas, sale”.

La localización “es buenísima”, y sin ser del gremio, sin tener método ni asesoramiento profesional, “sacamos las mesas a la terraza y se llenó”. Ellas aseguran que “la gente viene, y si lo haces bien, vuelve” y ese es el gran reto.

Hoy, al igual que María Navas, matriarca y el mejor control de calidad que puede tener La Oliva, ya hay una clientela fija y fiel. Algunos, después de 20 años han dejado de venir, pero hoy no faltan sus hijos o sus nietos.

La cocina, sencilla, el producto, fresco y de calidad, las raíces manchegas y andaluzas de la familia y las recetas caseras mantienen una carta que funciona, en constante cambio y transformación. La Oliva guarda otro ingrediente crucial en su menú, el aceite de oliva virgen extra e importado directamente de almazara. “Nos aseguramos que esté fresco”, afirman, y “nuestra clientela lo sabe”. No solo es más sano, sino que es seña de identidad de este rincón privilegiado de la ciudad, que recibe a sus comensales con un olivo en la puerta.
 

Cocina sencilla, producto fresco y mucha calidad

 
 

 
 

Las tartas son de la familia, la mermelada de tomate es de la abuela, y los cocineros conservan la esencia de María Navas, la primera chef del restaurante. “Es gracioso verlos, cocinan con los mismos gestos que ella, son casi copias”, y así María Navas y el negocio que gestionan sus hijos han multiplicado la familia. “Les ha cosido delantales a todos”, ríen las hermanas Gómez Navas.

Aguantaron la pandemia unidos, y ahora ha llegado el momento “de ser felices”. Después del primer local en 2003, varios años después el segundo y el último en 2013 ya cuentan con una estructura “para delegar y darnos un bañito en la playa de vez en cuando”, bromea Lola. “Es el trabajo que nos hace felices” y siempre hay “cosas por hacer, por mejorar”.
 

Hoy la Oliva es una segunda familia de 40 miembros

 

 

 

 

 

 
 

Hoy miran atrás y María José lo tiene claro, a esas jóvenes emprendedoras que arrancaron con una ilusión “les diría que enhorabuena, que lo han hecho muy bien” y aunque con formación previa hubiera sido más fácil “les animaría a que aguanten, porque es duro pero al final vale la pena”. Para ellas, “no había otra manera que el esfuerzo”, y con tesón “todo sale, y la prueba somos nosotros”.

Ya con los deberes hechos y más de 20 años en el sector ha nacido ‘Valentina’, la última aventura de los Gómez Navas que lleva el nombre de la abuela. Este local vermutería, cervecería, vinoteca con tapas y raciones viene a responder a esa “copita y tomar algo” que echaban de menos en el barrio, vestido en un estilo retro chic de carácter desenfadado.

La vermutería ‘Valentina’, última aventura, lleva el nombre de la abuela

 
 

 

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Para desayunar o para “ese ratito de almuerzo de tarde porque llevas todo el día en la playa”, ‘La Oliva Restaurante’ es un refugio seguro para extranjeros, para familias, para trabajadores y para el cliente de siempre.

Con vistas a la playa no puede fallar “un taco de carne de cabra”, una creación hecha con cariño y que nació de la pandemia. La torta con gofio y harina de millo, un invento artesanal para dar forma a la masa, carne de cabra deshuesada, aguacate, queso ahumado de Gran Canaria, cilantro, cebolla marinada… este “bocado espectacular” que es la debilidad de las hermanas.

Recetas caseras, una carta que funciona, transformación constante.

 
 

 
 
 
*La Oliva Restaurante está en calle Prudencio Morales 15-19.
La Puntilla, Playa de Las Canteras, Las Palmas de Gran Canaria
**Más información en su sitio web

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Texto: Laura Bautista /
Fotografía: Arcadio Suárez