Así se teje la revista Urdimbre, nuestro ‘enyesque’ de patrimonio y cultura

Es “como un enyesque, algo pequeñito pero sabroso que te llena la barriga del conocimiento”, es también “cultura, investigación, historia, folclore, etnografía” que entremezcla el ayer y el hoy para saborear la tradición canaria. Todo eso es Urdimbre, de portada en blanco y negro y corazón a color, la pujante revista de Patrimonio Cultural de Canarias, que nos sirve la riqueza de Gran Canaria cocinada a fuego lento, y que se hace fuerte con el respaldo e impulso de la agrupación de música popular Los Gofiones.

Igor Navarro y David Naranjo encendieron los fogones de una revista que se saborea cada tres meses, que condimentan decenas de vidas y que se adereza entre muchas manos.

“Qué es lo que nos gustaría consumir”, se preguntaron, y en base a eso se creó un movimiento para transformar la manera de transmitir el patrimonio, hoy con “una imagen mucho más fresca y sobre todo dinámica”, servido para las nuevas generaciones sin olvidar la receta milenaria y el legado de los mayores. Impulsaron el proyecto gracias al aporte de Los Gofiones, que trajeron con ellos su recorrido de tres generaciones, pero también su labor en investigación, rescate, creación y difusión de la cultura popular.

 
 

 
 

En Urdimbre, una de las tantas ramas que tiene el árbol del Instituto Canario de las Tradiciones, “cocinan” ya de primeras Los Gofiones, con sus más de 50 años de música, pero además en sus reportajes se saborean los dulces de Navidad de Gran Canaria, sus vinos y mieles, se escuchan los acordes de esa música de ayer y hoy de Carmelo Santana, entre otros, para crear una revista que entra a tomar café en las casas de sus protagonistas, desde Pepito Socorro, a Juanito el del Pozo, Francisco Hernández y Antoñita La Indiana.

Urdimbre rebusca en las gavetas para mantener viva la magia y un latido que trasciende la magua, porque “la tradición es la transmisión del fuego y no la adoración de las cenizas”, señala David, “como sociedad y como generación, tenemos que ser capaces de heredar y traspasarle el fuego a nuestros hijos”.

 
 

 

 
 

Hoy en día “no vamos a volver a vivir a las cuevas, ni vamos a levantar el asfalto para plantar cebada y trigo” pero sí nos queda el recuerdo y la esencia, que Igor y David guisan con amor como “algo diferente, que pueda conectar más con las nuevas generaciones, sin perder esa raíz”.

Para ellos “la tradición está salvada” y así será siempre que “seamos capaces de trabajar esos símbolos que nos definen como canarios y canarias todo el año, normalizando lo que somos”.

Para David, Canarias “es un maravilloso potaje de culturas” que necesita “de sensibilidad y conocimiento” para “esa constante puesta en valor” que ha creado un nuevo camino en el que avanzar. “No somos policías, luchamos contra el desarraigo” como todos los canarios y canarias que han entendido “el valor de lo nuestro”, porque los jóvenes “puede que no hayan nacido con un sacho como nuestros abuelos, pero no es su culpa, solo tenemos que hacerles llegar su importancia”, siendo “conscientes”, subraya, “empezaremos a tener buenos resultados”.

Canarias es un maravilloso potaje de culturas

Para Igor y David solo consiste en “destapar la sensibilidad que en ocasiones está oculta de las personas” y que se aloja en “esas ganas de conocer” porque al final “quien más quien menos tiene un pasado agrícola, un pasado ganadero, rural o marítimo” que se entrelaza letra a letra para “despertar esa alma que tenemos en nuestro interior como isleños y que la gente ve en estas publicaciones”.

Por el casco histórico de Vegueta, donde estará la futura sede del Instituto, van encontrando curiosidades en cada esquina, porque ir sembrando esa tradición y esa identidad es algo que ya les sale casi sin querer y que ya va cosechando sus primeros frutos. “Es una experiencia muy gratificante, es acercarnos a diferentes disciplinas y oficios en un enriquecimiento constante”, como lo define Igor, que junto con David conforma ese trabajo constante por la canariedad y ese “gota a gota que llena la talla” del patrimonio.

 
 

 
 

Con nombres y apellidos, sus fotos ilustran lo que sus textos detallan, dos hombres vestidos de domingo sentados en un banco donde no les llegan los pies al suelo, sonrientes lavanderas en una jornada al sol, dos garrotes que se golpean entre un abuelo y una niña, aparceras con grandes sombreros que entrelazan sus brazos para la foto, el simbolismo tras unas manos a la espalda en la fiesta de La Rama, las manos artesanas de Doña Dorotea, una de las últimas loseras, o un grupo de niños y adultos a los que acompaña un burro en la recogida de la uva en el Monte Lentiscal.

Ya son más de medio centenar las vidas que sazonan esta docena de números de Urdimbre.

“Nos debemos de sentir orgullosos de ser canarios y canarias los 365 días del año” y a veces eso nos lo recuerdan “hombres y mujeres que, también de manera íntima o silenciosa, están trabajando por recuperar un oficio perdido, una actividad o un deporte tradicional”, y que “ni siquiera se dan cuenta del valor que tiene ese trabajo”.

Urdimbre es altavoz y es visibilidad, porque “Canarias es un destino que lo tiene todo, tal y como a lo largo de los siglos nos recuerdan los turistas”.

El turista viene buscando la diferencia

 
 

 

 

 

 
 

Un destino visitable, un destino querido

El turista “viene buscando la diferencia, y en Gran Canaria encuentra ese paisaje totalmente distinto”, ese queso de flor y ese vino, ese horizonte en mosaico que han creado ganaderos y agricultores en su relación con los campos. “Gran Canaria además de un destino visitable es un destino querido”, del que enamorarse, con “un filón que seguir explotando un patrimonio sin igual”. A veces son los extranjeros los que más lo valoran, pero eso no es nuevo.

“Ya lo hicieron en el siglo XIX cuando llegaban los viajeros y nos dejaban esas descripciones geográficas, biológicas, sociales y culturales, como por ejemplo de vestimenta”, que hoy “son los mejores testigos que tenemos” apunta David, porque ya hace siglos “les llamaba la atención”.

También lo hicieron grandes nombres de la historia como Olivia Stone en los relatos de viajeros que llegaron a Gran Canaria, coincide Igor. “Fueron los primeros que pusieron en valor y que hicieron reflexionar a los propios isleños sobre lo que tenían entonces” desde una “visión exterior que nos hizo pensar qué éramos y hacia dónde queríamos ir”. Desde entonces, Canarias ha ido enriqueciendo el destino para ser hoy “turismo de interior, rural, cultural, gastronómico o etnográfico” porque ahí “es donde se encuentra la diferencia con cualquier otro destino”.

Urdimbre y el Instituto Canario de Tradiciones/Los Gofiones trabajan en “acercar, en divulgar, en sensibilizar tanto al propio isleño como al turista, de forma tangible e intangible” en un relato tras los rostros de diferentes generaciones, que se escribe de ayer para hoy y de hoy para ayer en un viaje de ida y vuelta, que se disfruta con calma y que amansa el jilorio cultural, como los buenos enyesques.

Urdimbre busca acercar, divulgar, sensibilizar

 
 

 
 

*Conozca el Instituto Canario de las Tradiciones/Los Gofiones en su sitio web.
**Información sobre Los Gofiones en su sitio web
 
***Descargue el último número de Revista Urdimbre aquí
 
 
—-
Texto: Laura Bautista /
Fotografía: Arcadio Suárez