Shane Pearlman es el CEO de Modern Tribe Inc., agencia digital con más de 150 profesionales distribuidos por medio mundo. Diseñan y construyen software para clientes como Microsoft, Harvard, SAP, Haagen-Dazs, Disney o eBay. Este californiano de Silicon Valley, tras visitar junto a su familia más de 13 países, decidió establecerse en Gran Canaria por un tiempo. Ha alquilado una vivienda junto a La Cícer, en Las Canteras, porque le encanta coger olas. Sus hijos se han integrado perfectamente en un colegio de la isla y conocen el archipiélago casi mejor que cualquier canario.
Shane ha contratado profesionales canarios a los que les ha ofrecido trabajar en proyectos internacionales, con flexibilidad horaria y de localización. Y con sueldos americanos, muy por encima de lo que se paga en España.
¿En qué momento de tu vida y cómo se te presentó la oportunidad de teletrabajar?
En diciembre 2020 cumpliré 20 años trabajando en remoto. La idea del teletrabajo antes realmente no existía. La gente me miraba como a un freaky, porque pasaba la mayor parte del día en una cafetería con mi ordenador. Comencé mi negocio en mitad de la crisis de 2001, tratando de tener el menor número de gastos posible. Una oficina me parecía cara y además, sentía que era como encadenarme a un lugar donde no sabía si quería quedarme.
Estaba trabajando con gente de todas partes, del otro lado de los Estados Unidos, pero también en Argentina, Francia y Nicaragua. ¿Para qué me servía una oficina? Entonces, decidí pasarme a trabajar al remoto.
¿Cómo imaginas ahora tu vida sin el teletrabajo?
De verdad, no puedo imaginarlo. He pasado trabajando así la mitad de mi vida, casi todos mis años de adulto. La flexibilidad es un valor muy alto en mi familia y no querría perderla. Es más que el teletrabajo. He elegido mi negocio en función de eso, para darme la calidad de vida que deseo. La libertad para surfear cuando las olas son buenas, para apoyar a mi hija a comenzar su propio negocio de turismo (Guía para niños en las Islas Canarias), para viajar y visitar otros países durante largo tiempo.
Y en un momento determinado, llegas a Gran Canaria con tu esposa y tus dos hijos. ¿Por qué este destino?
Mi esposa y yo tenemos una lista de requisitos de un hogar ideal. Pasamos casi diez años visitando países y pueblos espectaculares. Fuimos a Costa Rica, Puerto Rico, Barbados, Japón, Nicaragua, República Dominicana, Panamá, Beliz, Hawaii y más. Pero ninguno de esos lugares tenía todo lo que buscamos, hasta que llegamos a Gran Canaria. Aquí encontramos todos los beneficios de Europa, pero a precios mucho más asequibles.
Por ejemplo, en cuanto a infraestructura, hay un buen sistema de transporte. De hecho, hemos comprado un coche. Parece extraño decirlo pero puedes confiar en lo básico, como el hecho de que la luz siempre funciona y el agua es potable. Hay un sistema médico de alta calidad y en comparación a mi experiencia con EE.UU., es baratísimo.
Aquí tengo internet de alta velocidad (gigabit) y buena cobertura del celular a mi casa, algo obligatorio para el trabajo remoto. También el Aeropuerto, con vuelos directos a Europa y EE.UU. (casi) para cuando tengo que viajar.
Para nuestros hijos encontramos escuelas de gran calidad y adoro que estén en una escuela cuadri-lingua, ya que toman cursos en español, inglés, chino y francés. Son casi totalmente chicos canarios. Hay actividades y deportes para los niños. Mi hija ama al teatro y está recibiendo clases de piano y coro.
Aquí hay una comunidad técnica con la que compartir ideas.
La comunidad es un aspecto muy destacable. Tenemos ya grandes amigos, expatriados y locales. Y personalmente, hay una comunidad técnica con la que puedo compartir mis ideas.
Mis gastos en Canarias son un 40% menos que los Estados Unidos con una mejor calidad de vida. Aqui puedo usar mi salario de Estados Unidos para vivir en primera línea de playa. Imposible hacer esto en California. En cuanto a la cultura y las actividades, mi esposa y yo corremos por la playa a diario y practicamos surf. Las olas de la Cícer no son la mejores del mundo, pero sí son increíblemente consistentes. Surfeo casi 300 días al día. Es una isla llena de naturaleza por explorar. Hay un montón de eventos culturales. Y el descuento residente para viajar es una ventaja enorme.
¿Y qué tal fue el recibimiento? ¿Cuál fue tu primera impresión? ¿Llegaron con todo planeado?
Recuerdo la primera noche que salí a tomar una cerveza, con un nuevo amigo, después de coger olas. Los restaurantes aquí no abren hasta las ocho y pico, algo que me suena raro, porque en el pueblo de California donde vivimos cerraban a las 9. Las Canteras sigue llenándose de gente hasta casi la una de la mañana. Mi amigo estaba en pantalones, con suéter. Yo en shorts con camisa corta. A medianoche, estábamos a más de 20 grados. Buena comida, conversación, olas y clima. Sentía que estaba en el paraíso.
La burocracia para el visado requiere mucha paciencia
Aquí la gente es muy amable. Me ayudaron mucho en la transición. Los padres de la escuela nos dieron apoyo y fue indispensable. La comunidad de expatriados también está muy activa y encontramos otros padres con hijos jóvenes para que jugaran juntos en la playa.
Pero es mejor si no tienes prisa con la burocracia. De lo contrario, te puedes morir de estrés. Tramitar toda la burocracia para el visado y la residencia requiere un toque de paciencia. Todo está hecho a mano y yo tenía el hábito de gestionar todo por Internet.
¿Cómo ha sido vuestra vida en Gran Canaria?
Comenzamos con un plan de dos años, pero hemos decidido extenderlo y quedarnos cuatro años en Gran Canaria. Después veremos, mi vida es tranquila. No soy el tipo de persona que se sienta a hacer nada.
Cuando los niños van al cole, Julie y yo pasamos la mañana juntos. Vamos a pasear, hacemos ejercicio, o planeamos viajes. Trabajo de doce a seis y después preparamos la cena, vamos a nadar a la playa, o a jugar y luego deberes. Suelo trabajar algo más cuando se duermen. Durante el fin de semana nos gusta explorar la isla o viajar. Y después de dos años aquí no me aburro por nada.
¿Y cómo es vivir esta experiencia en familia?
El pequeño tenía cuatro años cuando llegamos. Para él, fue una transición súper sencilla. A la mayor de nueve años no tanto. Le faltaban sus amigas y aprender un nuevo idioma la costaba mucho. Tuvimos una gran conversación unos meses después de mudarnos para explicarle porque estábamos haciendo esta aventura. Te puedo decir que después de dos años, lo que más deseábamos era ofrecerles nuevas experiencias a nuestros niños, y eso ha sido un éxito. Hicieron amigos en el cole, descubrieron nuevas pasiones y actividades. Y ahora este ya es su hogar.
¿Qué crees que aportan profesionales como tú a destinos como Canarias?
Viví en Silicon Valley casi 20 años. La magia de este lugar está en la gente. El pensamiento y la energía de todo lo que es posible. Canarias tiene una gran riqueza, más que por su naturaleza y su clima. Hay una gran población aquí y una comunidad de canarios educada en el extranjero, con sueños, que podría hacer algo increíble. Pero necesitan ejemplos como el mío que le aporten quizás una visión de trabajo global.
¿Qué le dirías a otro profesional que esté pensando en teletrabajar? ¿Y si quisiera hacerlo desde Canarias?
Si estás en Europa es una decisión muy fácil. Aquí en Gran Canaria encontrarás todo lo que necesitas: una comunidad y el gasto, con respecto a la calidad, es superlativo. Las debilidades son pocas, pero existen. Para las ecommerce, por los gastos de aduana es complicado y se retrasa mucho a veces.
Aquí nada pasa rápido y esa parte, con mi personalidad, es difícil a veces. Si trabajas con los Estados Unidos, Canadá o Centroamérico-Suramérica, tienes que acomodar un poco el horario. Para mí no es una gran molestia trabajar durante la noche, cuando duermen los niños, aunque comprendo que esta decisión no es para todos.
Ah, y es imposible encontrar los polvos de chiles picante que usamos para hacer barbacoa. Nada es perfecto, pero en este caso, casi.
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*Perfil en LinkedIn de Shane Pearlman.
**Conozca el apabullante porfolio de la agencia Modern Tribe‘
*Textos: Ana Sánchez.
**Fotografías: Leopoldo H. Santana