Cristina Millán: «En Bodega San Juan te empapas de historia, cultura y gastronomía con los 5 sentidos»

Cristina Millán vive literalmente en su sueño. Tras once años de inactividad comercial reabre las puertas de la Bodega San Juan. Animada por su familia y amigos, reemprende la tradición vinícola iniciada por su tatarabuelo en 1912. Cristina trata los viñedos de la Finca Mocanal con mucho mimo y muy pronto espera poder ofrecer vino con Certificación de Agricultura Ecológica. En las instalaciones de la Bodega se organizan y disfrutan eventos llenos de magia, ilusión y pasión.

 

Gracias Cristina por abrirnos las puertas de ‘Bodega San Juan’, por compartir tu conocimiento sobre el mundo del vino. En 2017 decides reemprender el negocio familiar. ¿Qué te animó a reabrir al público?

En el 2017 estaba embarazada de mi primera hija, de baja por alto riesgo, haciendo reposo en casa. Un día tocó al timbre un señor preguntando si podía enseñarle el museo del vino y la finca. Era el gerente de una empresa organizadora de excursiones. Digo su nombre, espero que no le moleste, pero nunca pensé que Pedro Quintana fuera a ser quien me animara a sentir lo que rondaba por años en mi cabeza: abrir la Bodega San Juan al público.

Pedro acordó que traería grupos reducidos de turistas, cada 15 días, y me motivó diciendo que la finca estaba bien así, que no hacía falta añadir grandes cosas, que las puertas se debían abrir para que las personas disfrutaran del patrimonio vitivinícola que alberga la Finca El Mocanal.

Quien me conoce sabe que tengo un nivel de autoexigencia bastante alto. Por eso dudé en los comienzos. Mis tíos habían trabajado durante muchísimos años las visitas guiadas. Con grandes turoperadores y colegios, hasta 2006. A partir de esa fecha, por circunstancias familiares, tuvieron que cerrar al público. Pero hasta ese año las visitas y el reconocimiento que se le hizo a Bodega San Juan fue un éxito.

Por eso, entre el hecho de que no me sé estar quieta ni debiendo estar en reposo, con el apoyo incondicional de mi familia y con los ánimos de Pedro, todo junto me hizo reemprender el negocio. Muchas veces me pesaba como una losa no hacer nada por reabrir las puertas.

En 2017, se reabre la Bodega San Juan

Soy consciente de cuánto esfuerzo hubo en mi familia, generación tras generación, para mantener el patrimonio vitivinícola. Y de la constancia de elaborar vinos todos los años, lo que requiere mantener las instalaciones y cultivos de la mejor manera, pues lo he vivido desde que nací, por lo que me cuentan de generaciones anteriores. Todo sumaba en mi subconsciente para animarme a tirar del carro. Para luchar como agradecimiento a la suerte que he tenido de vivir en este lugar privilegiado, en la ‘Finca el Mocanal – Bodega San Juan’.

El 2017, ese año no lo olvidaré nunca, nace mi primera hija y se abre al público la Bodega San Juan. Tras once años cerrados, toca poner mi granito de arena…

 
 
Te has formado como Ingeniera Agrónoma, y también en Viticultura, Enología. ¿Tenías claro tu vocación desde pequeña?

Sí lo tenía claro. Desde pequeña estuve vinculada a la tierra. Además en casa, al ser mi padre y mi abuelo por parte de madre, ingenieros técnicos agrícolas, todo esto lo viví siempre muy de cerca, me gustaba escucharles cuando me contaban qué hacían en sus trabajos. Yo he realizado varios máster en viticultura, en enología y en dirección de empresas, y cursos especializados en materias vinculadas al sector. Y estoy deseando tener más tiempo libre para seguir formándome, aunque no es fácil compaginarlo con la maternidad.

Desde pequeña he estado vinculada a la tierra

 
 
¿Qué variedad de uvas cultivas y qué vinos ofrecen a la venta?

Las variedades plantadas son, en su mayoría, Listán negro, algo de Negramoll y en menor cantidad las variedades blancas; Listán blanco, malvasías y moscatel.

Actualmente tenemos a la venta el Tinto Mocanal 2019. Un vino natural elaborado con uvas de nuestros propios viñedos, que están en proceso de conversión a la agricultura ecológica, elaborado por Carmelo Peña Santana. Es un vino tinto con fermentación espontánea, donde no se añaden levaduras externas, no se filtra, ni se clarifica para conservar su esencia. Tiene un 85% Listán negro y un 15% Negramoll con una graduación alcohólica de 12’5º.

En diciembre de 2020 queremos sacar una producción muy limitada, ‘vino Tinto Mocanal 2019’, de una subparcela dentro de la finca, que es el Reventón, de uva 100% Listán Negro. Dicho vino está desde el año pasado en barrica de roble francés y creemos que va a ser algo muy especial.

 
 
Una de las propuestas de valor implementadas en la Finca Mocanal ha sido cultivar vides ecológicas. ¿Qué diferencia hay entre el vino que se obtiene de forma tradicional y el ecológico?

Cuando retomamos en 2017 este proyecto, lo primero que hicimos fue darnos de alta en el ROPE (Registro de Operadores de Producción Ecológica de Canarias). Tenía claro que viviendo en la finca y estando tan pegada a los viñedos no quería dar tratamientos muy fuertes a los cultivos.

Por otro lado, toda la vida se han controlado más o menos bien las principales plagas que nos afectan en esta zona: el oídio y mildiu con el azufre en polvo (permitido en agricultura ecológica). Así es que no dudé en dejar de dar herbicidas y comenzar con técnicas de abonados más artesanales y naturales, entre otras cosas.

El vino ecológico debe ser elaborado con uvas que proceden de la agricultura ecológica con certificados. Un vino ecológico ha sido elaborado con técnicas más respetuosas con el medio ambiente, tanto durante el cultivo de la vid como en la elaboración del vino en bodega.
 

Un vino ecológico se elabora con técnicas respetuosas con el medio

En el campo, las viñas pueden ser tratadas, pero con productos permitidos en agricultura ecológica y dosis muy bajas. El abonado debe ser natural (lo ideal es aplicar al suelo compost de estiércol mezclado con los sarmientos picados de la poda), con vendimias a mano, elaboración del vino con un despalillado a mano de los raspones, con el mínimo intervencionismo de maquinaria y muy bajos niveles de sulfuroso. Los corchos de las botellas deben ser naturales.

Las parras de nuestros viñedos tienen más de 30 años. Cada año plantamos donde hay marras, que por la evidente sequía que nos ha marcado estos dos últimos años, se han ido perdiendo. Actualmente seguimos en proceso de conversión, pues nos exigen unos años para que el cultivo esté preparado y poder certificar en las botellas con el logo europeo de Agricultura Ecológica.

En definitiva, los vinos ecológicos suponen un esfuerzo añadido en el proceso de elaboración. Hay que actuar siempre en prevención y trabajar con mimo parra a parra hasta llegar al final del ciclo, que es el vino en la botella, consiguiendo como resultado la obtención de una gran calidad.

 
 

Al visitar la Finca y Bodega encontramos el Museo del Vino en una dependencia contigua al lagar. ¿Qué se puede ver dentro y qué lo hace tan especial?

El museo del Vino, dentro de la Finca el Mocanal, está ubicado en una dependencia contigua al lagar. Fue el primer Museo del Vino de Gran Canaria, creado por mi abuelo José Millán Rodríguez.

Dentro del museo hay maquinaria antigua, utilizada por mis ancestros en procesos de la elaboración del vino: estrujadora- despalilladoras de hierro eléctricas antiquísimas de Barcelona, estrujadoras manuales, bombas de trasiego manual, alambique con el que se hacía aguardiente, etiquetas antiguas de las diferentes botellas, ebullómetro, capsuladoras, encorchadoras, libros, productos enológicos antiguos, placas de filtros, fotografías antiguas de la época, etc.
 

Monte Lentiscal ya recibía enoturismo en 1912

Para mí el museo tiene un encanto especial. Te traslada su historia de manera muy rústica, sin ponerlo moderno. Es una manera de transportarte al pasado y mostrar la importancia de la cultura del vino en el Monte Lentiscal, hace más de 100 años. Se puede apreciar en fotos cómo ya existía el enoturismo en 1912. Es decir, esto no es nada nuevo, aunque ahora lo parezca, por el auge que se le viene dando al término ‘enoturismo’, pero nada más lejos de la realidad.

 
 

 
 
 

Ya el siglo pasado recibían a cruceristas ingleses en la Bodega, era parada obligatoria en aquel tour conocido como ‘la vuelta al mundo’. ¿Pero cómo ha cambiado esa visita guiada? ¿Qué podemos encontrar hoy?

Es un recorrido ameno, al aire libre, donde puedes apreciar y donde te cuentan lo que eran las antiguas dependencias y lo que son ahora. Partimos contando la historia de mi tatarabuelo, fundador de la bodega en 1912.

A continuación, te adentras en un pequeño bosque termófilo, que antiguamente llegaba hasta el Jardín Canario. Disfrutas de ese espacio boscoso en medio de la finca, para luego visitar los patios de la casa principal, donde se rodó una película en 2017 con Jean Reno. Pasas después a ver los lagares, y el Museo del Vino, con maquinaria y fotos de antaño, relacionadas con la viticultura, donde explicamos el proceso antiguo de vinificación.

Recorres los viñedos sintiendo el picón bajo tus pies mientras te hacen partícipe de las variedades cultivadas. Tras parar a ver un pequeño huerto ecológico frente a los lagares, pasas a la bodega nueva que consta de unos tanques de acero y de unas barricas de roble francés y allí te explican el proceso de vinificación actual.

Enfrente encuentras la antigua bodega, caracterizada por un olor inconfundible que traslada al pasado, al vino del Monte, y te hace sentir especial por lo que te rodea (numerosas barricas de roble americano a ambos lados de la bodega). Para terminar, pasas a un salón degustación donde puedes catar el vino con pan bizcochado y queso canario. Antes de abandonar el recinto, puedes apreciar los árboles frutales por toda la finca y también los animales, como nuestro burro Nicolás y las ovejas.

Es curioso, pero en una experiencia de una hora y media te empapas de historia, cultura, gastronomía, agricultura, y te llenas los 5 sentidos.

 
 
¿Cómo ha sido retomar el proceso comercial de un negocio vinícola centenario? ¿Has sentido el peso de continuar con una marca tradicional ya creada?

Aunque la marca tiene más de cien años de historia, el retomar el proceso comercial, en mi caso, ha sido como empezar de cero. Tuve que sacar de nuevo los registros sanitarios, los de industrias agrarias, el proyecto de bodega nueva, inscripción en el ROPE, solicitudes y más solicitudes… Fue un año de mucho papeleo, y de aprendizaje en los campos de comunicación y marketing, para darnos a conocer nuevamente.

Retomar la comercialización supuso estar más encima del cultivo. Y por otro lado, tuvimos claro desde el principio que el cliente es lo primero. También procuramos transmitir lo que yo siento en este proyecto, ya que al fin y al cabo, es un proyecto familiar que con cariño intenta enseñar un poquito de nuestra historia.

El tener la marca ya creada desde hace años me ha beneficiado, tengo recorrido hecho. Hay mucha gente que nos conoce de las generaciones de mi abuelo y de mi padre con mis tíos. La marca Mocanal y Bodega San Juan son muy reconocidas en Gran Canaria desde hace años. Pero sí, a veces sí que me ha supuesto un gran peso, peso que me pongo yo sola encima, por querer estar a la altura de las generaciones anteriores y no defraudar.

 
 

 
 
 
¿Quiénes trabajan contigo en el día a día? ¿Cuentas con mentores o consultores en el área de negocio?

Es una bodega familiar y somos un gran equipo. La finca cuenta con varias casas donde vivimos mis padres, tíos y mi marido y yo. Todos ayudamos y nos desvivimos para que todo esté lo más cuidado posible. En el campo hay un trabajador haciendo labores de abonado, escardas, etc. Con lo único que cuento en el área de negocio es con una asesoría , que me gestiona altas y bajas del trabajador del campo, los modelos y los trimestres. El resto lo hago casi todo yo, pero con la gran ayuda de mi familia.

 
 
¿Cómo promocionan la bodega? ¿Cómo la dan a conocer a los visitantes?

Al principio nos lanzamos a abrir las puertas para ver si entraban clientes que pasaran de camino al Pico de Bandama y nos quisieran visitar. Nos sorprendimos de ver que de poquito a poco entraban, para conocer qué ofrecíamos. Y se quedaban con nosotros explorando la finca y disfrutando de la experiencia.

Pasado un tiempo, diseñé folletos para oficinas de turismo del sur de Gran Canaria, de Las Palmas de Gran Canaria y para algunos hoteles y sitios concretos de la capital. Después nos centramos en las redes sociales y en portales como Airbnb o como TripAdvisor Experiences, donde ofrecemos una experiencia llamada «Bodega San Juan-Museo del Vino«.

También nos han podido conocer desde nuestra página web o desde la web del Consejo Regulador de la DO Gran Canaria. Y en casos puntuales, hemos salido en TV y en la radio.

Nos ha facilitado mucho la promoción el trabajar con el enólogo Carmelo Peña, sobre todo para darnos a conocer al exterior, porque él es famoso y reconocido en Chile, Portugal, o en Lanzarote con el proyecto Puro Rofe y en Gran Canaria con Bien de Altura (Vino Tinto Ikewen), un vino producido en nuestra Bodega San Juan.

Es cierto que el boca a boca ayuda y muchas personas nos han visitado por recomendación de alguien. Recientemente fuimos mencionados en la revista National Geographic donde recomiendan la visita a nuestra bodega como una de las rutas más sorprendentes de Gran Canaria.

 
 
 ¿Qué tipo de actos suelen organizar en las instalaciones de la Bodega?

Actualmente se están impartiendo clases de yoga, en nuestro salón de eventos, varias veces a la semana. Este salón, junto con zonas exteriores de la finca, se alquila para eventos; para bodas, bautizos, comuniones, reuniones, catas, comidas, cumpleaños, cenas, zonas expositivas, cursos y presentación de productos. La finca está equipada y acondicionada con instalaciones para catering, parking, divisores de espacio, contamos con un proyector de gran tamaño con pantalla y conexión a internet.

Hemos celebrado un ciclo de conciertos en 2019, sobre Jazz y Vino, con la colaboración de José Alberto Medina Quintana (Fabrica la Isleta) y con músicos como Javier Infante, Tana Santana, Gabriela Suárez y Errol Woiski.

En noviembre del 2019 acogimos un gran evento, único en Canarias, un espéctaculo de ‘Vino y Circo’ por las instalaciones, mientras disfrutabas bebiendo una copa de nuestro vino natural Mocanal. Y en diciembre del mismo año, organizamos un evento de ‘Vino y Magia’. No dejó a nadie indiferente.

La pena es que en 2020 no hemos podido realizar más eventos de ese tipo, por la situación del Covid-19. Pero tenemos muchísimas ganas de volver pronto y sorprender con algún evento diferente.

 
 

 
 

¿Nos cuentas una anécdota que te haya marcado emprendiendo?

No sabría decirte una en concreto. Todos los días aprendo algo nuevo: de los visitantes, de sus anécdotas, de los eventos que hemos realizado, etc. Todo cuenta porque hasta de lo más insignificante te llevas un aprendizaje que te permite analizar y mejorar. En estos años aprendí que aquello que se hace con pasión y con esfuerzo es gratificante para nuestra alma.

 

Antes de pasar a la cata de vinos, ¿tienes otro sueño que desees cumplir algún día?

Vivo soñando todos los días jajaja. Me despierto con ilusión, pasión y fuerza para hacer frente al día a día y continuar en nuestro camino y proyecto.

 
 

 
 
 

*** Conozca más sobre la Bodega San Juan – Finca el Mocanal en su web.

 

*Edición: Elena Castellano
**Fotografías: Bea Rivero

 

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