Helados Peña La Vieja, el sabor de Las Canteras por cuatro generaciones

El mar, el ir y venir de vecinos, bañistas y turistas, los saludos desde la avenida y los atardeceres dan forma a Las Canteras, la joya natural de la capital grancanaria. Una joya que no se entiende sin uno de sus iconos: los helados de Peña La Vieja. La parada en este pequeño local es obligatoria. Y es que los sabores de esta heladería artesana son más que un dulce, son parte del paseo y del día de playa de varias generaciones.

Juan Pedro y Davinia Santana son dos de los cuatro hermanos (junto a Néstor y José y su sobrina) dedicados a la empresa, que ya tiene su cuarta generación de heladeros artesanos. Son embajadores de una tradición familiar que se ha consolidado en la ciudad. Su abuelo ya era heladero, con un carrito que vendía vainilla, fresa, chocolate y turrón por las playas canarias. Su padre, Juan Pedro, ya desde muy pequeño se colgaba del carrito para acompañarle, aprendiendo poco a poco un oficio que le apasiona.

Él es el artífice de este negocio artesano, y aunque ya está jubilado sigue al tanto de negocio, confesándose orgulloso de Heladería Peña La Vieja.

Juan Pedro narra la historia de su familia y mientras lo hace señala los diferentes detalles que tiene el local, con fotos que hablan de donde empezaron y hasta a donde han llegado. Ya son 42 años y pronto cumplirán 43 en este local de la avenida de Las Canteras que tiene siempre algún cliente con los ojos clavados en su deliciosa vitrina.

 
 

 

 
 
 
“Mantener una empresa artesana y familiar es duro, porque ser artesano es complicado”, y la familia Santana elabora el helado desde cero, desde la materia prima. El objetivo es “mantener el producto de calidad, evolucionar e inventar”, y aunque creen que en Canarias están más limitados que en otros territorios “hemos ido caminando muchísimo, de los tres o cuatro sabores hasta una repostería que abarca mucho más”.

En restauración, Helados Peña La Vieja trabaja una línea gourmet y en la heladería lanzan continuamente sabores nuevos y de temporada, adaptándose a los nuevos tiempos. “Antes los inviernos eran muy complicados en la playa pero ahora todo ha cambiado, el helado se toma todo el año y el verano se alarga gracias a los turistas y al buen tiempo”, celebran los hermanos.

Ser artesano es complicado, -explica Juan Pedro-

Para ellos el helado es más, “hemos tratado de educar en que el helado es un alimento, tiene una materia prima natural y las bases son artesanas y nutritivas, lo que ayuda a tener una buena alimentación”.

Mantener la línea artesana es un esfuerzo pero es la seña de identidad de la empresa. “El helado sabe a lo que es”, y ese es uno de los secretos de Peña La Vieja y lo que lleva cada día a sus clientes a probar la nueva receta de la familia Santana. Los clásicos como la vainilla, turrón, chocolate, málaga, tutti frutti, crema reina, “no se pueden eliminar” porque tal y como celebra Juan Pedro tienen un afecto mágico. “Cuando lo toman, viajan a ese recuerdo de la infancia, a esa niñez” y ese momento que regalan los sabores no se puede perder. Son los que más se venden, asegura.

 
 

 

 
 
 
En cuanto a las innovaciones, las ideas son infinitas. Este año la noche de San Juan tuvo un concurso muy singular, con un helado sabor sorpresa que gustó tanto que se ha quedado, el de higos preñados.

Este es una de las últimas incorporaciones a la vitrina, pero no la única. Helado de queso filadelfia con dátiles, chocolate negro con naranja, té verde… y algo que para ellos es fundamental, mantener la identidad y los sabores de Gran Canaria. “El turista se acerca y quiere conocer, y por qué no probar sabores locales con los helados” con propuestas como el gofio, el plátano, galleta cubanitos o bizcocho de Moya, entre otros.

El turista quiere probar sabores locales

“Hemos innovado y nos hemos esforzado mucho en tener una gama de sabores que guste a cualquier cliente, también a quien quiere probar cosas nuevas, desde los más consistentes en invierno a los más afrutados y frescos en verano”. Los clientes esperan las novedades, que se preparan detrás del mostrador en una lluvia de ideas que no cesa y diseñada para “los más arriesgados”.

Parte del trabajo es también encontrar ese sabor que busca el cliente, porque “depende del momento del día” por lo que la pregunta no es tanto “qué te gusta sino qué te apetece”. Además de heladeros son también asesores y al equipo le encanta sorprender, confiesa.

Juan Pedro y Davinia sonríen al revelar lo que para ellos es lo mejor de este trabajo. “Vemos a los clientes crecer, generaciones enteras que hemos visto venir en carrito con sus padres desde bebés y ahora pasan por aquí con la parejita o con sus hijos”. Heladería Peña La Vieja es “un negocio de tradición” y eso “es lo más bonito”.

Para ellos “reconforta” esa sensación de tener más que una relación empresa-cliente, ya que “compartes muchas cosas con esta playa” en un trato que “es muy familiar”.

 
 

 
 
 
Helados Peña La Vieja celebra estas fiestas como mejor saben hacer, con un helado que sabe a Navidad. No lo dicen ellos, lo comenta cada cliente que se deja sorprender por la apuesta del dulce de batata, un postre tradicional de las cenas navideñas que no falta en este enclave de la playa grancanaria. Trasladarse a la Nochebuena familiar, a esa receta casera, a esa infancia dulce es posible en cucurucho o un vasito.

Ofrecen novedades, una lluvia de ideas que no cesa

Juan Pedro confiesa que tiene más ideas en mente, y es que este local en la playa de Las Canteras es toda una musa para la inspiración. Trabajar así es un lujo, y nadie lo sabe mejor que la familia Santana, a la que este rincón costero les ha conquistado desde siempre con sus puestas de sol.

Davinia lo tiene claro, su sabor favorito no ha cambiado desde niña y ella se decanta por el helado de plátano. Este es un clásico que no falla, y que ella elige siempre. Trabajar con la fruta natural “mantiene la calidad y el sabor, y el helado de plátano de Peña La Vieja es el mejor de la isla”, dice sonriente.

 
 

 

 
 

A Juan Pedro le cuesta más elegir, y es que “depende del momento del día” y a él le gustan “las cosas nuevas, arriesgarme con sabores diferentes”. El helado de trucha de Navidad “es espectacular” pero el secreto de San Juan de higos preñados también es uno de sus favoritos.

El fundador y patriarca, Juan Pedro padre, se decanta por el turrón almendrado, un clásico que aunque es tradicional “sabe a lo que es, con materia prima natural y con un sabor que se mantiene en boca y en el recuerdo”.

Materia prima natural, bases artesanas y nutritivas

 
 

 

 
 

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*Texto: Laura Bautista
*Fotografía y Video: Arcadio Suárez