Javier Zaera es el Armador del ‘Spirit of the Sea’, un barco de excursiones turísticas con base en Puerto Rico, en el municipio de Mogán. Su carrera profesional siempre estuvo ligada a diferentes actividades alrededor del mar, desde fines de los 80, siendo pionero en desarrollar excursiones de avistamiento de cetáceos en el sur de Gran Canaria. De turismo naútico y de naturaleza hablamos con él.
¿Cuándo decidiste Javier que querías tener una profesión relacionada con el mar?
El mar me apasionó desde pequeño. Llegué a esta isla hace más de 30 años seducido por la posibilidad de disfrutar del mar todo el año, con la opción de abrir dos estaciones de deportes náuticos, en sociedad con una empresa alemana en Fuerteventura y Lanzarote. Pero ese proyecto se truncó y tuve que cambiar mis planes. Finalmente traje un catamarán desde Francia para hacer excursiones de un día y enseñar a navegar a vela.
Hay un lugar común que dice que los canarios vivimos un poco de espaldas del mar. ¿Hay algo de cierto en esa idea?
Es interesante comprobar como en otros países que no tienen nuestra climatología o nuestra extensión costera, las actividades náuticas y la industria asociada sí tienen un peso mayor, tanto en la economía del país como en la presencia en los medios.
Las particularidades de la isla, tanto orográficas como climatológicas no invitan a un movimiento masivo hacia el mar, como en otros lugares. La costa está muy expuesta y los alisios soplan con fuerza. A pesar de ello, no diría que es poca la gente que disfruta del mar. Desde vela latina, a excursiones en barco, pesca, windsurf, sup, buceo, kitesurf, regatas, travesías a nado… El abanico de posibilidades es muy amplio y como mencionaba antes, practicable todo el año. Gran Canaria podría ser un destino náutico referente en el ámbito europeo.
Gran Canaria puede ser referente en turismo náutico
Fuiste pionero en el turismo de cetáceos en el sur grancanario. Cuéntanos por favor cómo inicias la actividad, cómo decides organizar las primeras excursiones de avistamiento.
Cuando comencé mi actividad con el catamarán a vela me sorprendió ver la cantidad y variedad de cetáceos en estas aguas. Curiosamente, al regresar a puerto e interesarme por los cetáceos que había avistado, casi nadie podía aclararme nada. El desconocimiento era tremendo. Tan sólo investigadores y gente de la Universidad estaban al tanto de lo que había ahí afuera. Me puse en contacto con ellos y desde entonces mantenemos buena relación y una colaboración continua.
A finales de los 80 tuvimos una crisis turística importante, en la que las empresas turísticas alemanas desviaron su clientela hacia nuevos destinos. Los alemanes representaban mi clientela mayoritaria, y la tipología del turista que quedó en la zona no se interesaba por la vela, de modo que me encontré ante la necesidad de adaptar la actividad a nuevas circunstancias. Y viendo lo emocionante que era el encuentro con los cetáceos para prácticamente todo el que estaba a bordo, fue que decidí probar en esa dirección.
Nadie apostaba un céntimo por ello ya que los cetáceos suelen estar lejos, no había experiencias previas. De modo que probé con varios tipos de excursiones para el avistamiento de delfines y ballenas, hasta dar con la que parece que mejor funcionaba, que hoy seguimos ofertando. ‘A la búsqueda de los delfines’, se llamaba la excursión, ya que no podíamos garantizar el encuentro con los cetáceos. Y ese es un punto que debía quedar muy claro, el cliente no puede sentirse engañado.
Tu barco, el Spirit of the Sea, ¿cómo lo preparaste para estas excursiones? ¿Lo fabricaron específicamente para avistamiento de delfines?
Sabia que los cetáceos se encuentran habitualmente a unas cuantas millas de costa y cuando recibía llamadas por radio de la gente de la pesca, para avisarme de la presencia de delfines, ponía rumbo a la situación. Pero debido a la falta de viento en muchas ocasiones, cuando llegábamos, ya no había nada. Era necesario un barco más rápido.
En este tiempo la empresa creció en número de socios, pudimos sentarnos con el astillero, y basándonos en la experiencia acumulada, diseñamos juntos y especialmente para esta actividad el “Spirit of the Sea”.
Imagina que sales a navegar con el Spirit of the Sea y tienes un día de suerte, ¿qué puede ver un excursionista en un día así?
Hay días en los que podemos encontrar varias especies diferentes: delfines de diente rugoso, delfines comunes, moteados, listados, grises, rorcuales… y al hacer dos excursiones al día se incrementan las posibilidades. Podemos ver unas especies en la primera salida y otras diferentes en la segunda.
Es maravilloso, una riqueza extraordinaria que debemos cuidar. No olvidemos que más de una 3ª parte de la diversidad mundial ha sido identificada en aguas canarias.
Para los pequeños tiene que ser muy especial ver los delfines tan cerca. ¿O quizás al final en estas cosas todos somos un poco niños?
En general sí, aunque a partir de cierta edad ya no llegan a ser conscientes de lo que tienen delante, hasta que tienen algunos años más. De todas formas ya sabes que cada niño es un mundo, no todos reaccionan igual. Pero sí, también los adultos somos de alguna manera algo niños ante los cetáceos. La fascinación por estos animales es sorprendente.
Llevas años dedicando tiempo a la divulgación, explicando en distintos foros la necesidad de integrar mejor la actividad turística con la naturaleza. ¿Qué pasos aconsejarías para ir mudando paulatinamente a un modelo más sostenible?
Tu pregunta alcanza mas allá de mi trabajo y no podría generalizar. Además no soy un especialista en la materia. En cualquier caso, cuando hablamos de modelos de actividad turística sostenible y ligada a la naturaleza, hay que considerar factores que afectan tanto al medio natural, como al entorno social, como a la propia actividad. Debemos poner en valor este patrimonio y no caer en la lamentable lucha de precios a la baja para acaparar el mercado de la competencia. Es triste ver como se regala con menosprecio algo único como nuestra riqueza natural.
No es sostenible una actividad turística que agota sin consideraciones un recurso tan frágil como la naturaleza. O que explota estos recursos sin dejar réditos en el entorno. Como tampoco lo es la actividad que ignora la importancia de la calidad.
Necesitamos educación orientada a la conciencia medioambiental
Más allá del componente turístico o social, y como en casi todos los casos que hablamos de mejoras medioambientales a largo plazo, lo ideal es que nada de esto resulte una batalla individual, puntual o sólo de algunos actores involucrados. Sí es necesaria una educación orientada a la conciencia medioambiental, desde pequeños, para que el cambio sea real. Y creo que ya se está trabajando desde los colegios en esta dirección. Hay iniciativas e instituciones que se mueven con ilusión y entrega. Lamentablemente nuestra sociedad se está dando cuenta algo tarde de cómo afecta nuestro modo de vida a nuestro hogar natural, pero esperemos que los cambios necesarios lleguen a tiempo. Depende de todos nosotros.
La isla ofrece muchos productos náuticos en un mismo territorio, ¿esa es nuestra mayor fortaleza?
No sé si es nuestra fortaleza, creo que Gran Canaria tiene mucho más que ofrecer, pero desde luego es un atractivo de peso y no limitado por la meteorología. En este sentido seguimos teniendo una ventaja incuestionable, pero a la que creo que aún se le puede sacar mayor partido.
El producto náutico, como comentaba antes, es amplio, pero con un nivel de calidad que en muchos casos deja bastante que desear. Nuestra competencia en lo náutico es fuerte, y nos queda aún bastante por hacer. Un ejemplo; siendo este un lugar privilegiado a nivel mundial para el avistamiento de cetáceos apenas se conoce como actividad en los países emisores, con la excepción de Tenerife, gracias un monográfico que filmó J. Y. Cousteau hace tiempo. No tenemos presencia en ferias especializadas mientras que destinos que no tienen nuestra suerte en cuanto a variedad de cetáceos llegan a tener stands exclusivos para el producto.
Calidad y servicio son las claves del éxito. Porque ser competitivos con los destinos competencia es cada día más complicado. Las facilidades y los márgenes con los que cuentan las empresas emisoras en otros destinos cercanos al ámbito europeo nos colocan en una situación complicada si no ofrecemos elementos diferenciadores.
Con cierta periodicidad nos vemos afectados por una crisis turística, y en las últimas décadas parece que la coyuntura socio-política y los conflictos en esos destinos nos han dado la posibilidad de superarlas. Yo me pregunto si hemos sido capaces de sacar provecho a estas oportunidades con vistas a largo plazo.
¿La comercialización es complicada para una pyme como la tuya? ¿Tienes mucha intermediación o logras venta directa?
La comercialización es siempre complicada, para cualquier empresa. Vivimos en un mundo donde la oferta es grande y destacar es costoso. En nuestro caso siempre hemos evitado el acoso al turista y la venta callejera. Es una imagen poco profesional y no beneficia al sector.
Tradicionalmente la vía mas extendida ha sido a través del touroperador. Pero tampoco es sencilla y entre otros aspectos, destaca la lamentable oferta a la baja por parte de algunos proveedores, para llevarse el pastel a costa de una merma de calidad, o de practicas de más que dudoso decoro. La venta directa en nuestro caso se ha visto muy afectada por las condiciones de nuestro puerto de amarre. Es una lástima. Y por ultimo no podemos olvidar Internet, que abre, sin lugar a dudas, un nuevo e interesante camino para la comercialización.
Eres integrante de ‘Gran Canaria Blue’, empresa de promoción de turismo náutico. ¿Por qué es importante apostar por el asociacionismo en tu sector?
Sí, es una iniciativa de la que todos podemos obtener ventajas; individualmente no sería posible emprender acciones de promoción con repercusión como la que se obtiene a través de la asociación, sin obviar las sinergias que posibilita el contacto con las empresas asociadas.
A ese respecto debo resaltar la visión y predisposición de algunas empresas hoteleras que me han sorprendido muy gratamente, como Be Cordial o Gloria Thalasso & Hotels.
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Fotografía retrato: Bea Rivero
*Texto: F.Díaz