El Solar, gastronomía al son de música en Agaete

‘Agaete es cultura’. Así lo cuentan las paredes de ‘El Solar’, el café-restaurante que recorre el ayer y el hoy de un pueblo señero al que le gusta bailar. Saulo Armas, su propietario, es natural de Agaete y forma parte de la corriente de música que es sello del municipio. Su pasión le viene de cuna y ese amor le llevó tras la pandemia a lanzarse a una aventura inesperada para recuperar el alma de su pueblo. ‘El Solar’ es ahora punto de encuentro para la música y la cultura, a dos pasos del Huerto de las Flores.

Fotos modernas y antiguas, instrumentos musicales, banderolas de colores y La Rama, siempre presente en el latido de la Villa. “Me lo contaban mis padres y la gente de siempre de aquí del pueblo, Agaete es y siempre ha sido famoso por su cultura e idiosincracia” y ese era el fin de El Solar, resucitar ese ritmo que fue seña de identidad de un pueblo.

En Agaete, “tocas una trompeta y la gente sale a la calle, cualquier cosa que implique música y se llena de gente”, porque va con el alma de este municipio, asegura. Saulo Armas es de Agaete, de toda la vida, embajador y defensor de su pueblo. “Yo soy un enamorado de la música, de La Rama y de mi pueblo”, y quien entra en El Solar lo ve, porque eso es El Solar.

“Yo mismo echaba de menos un local que volviese a esa esencia” porque hace años que el casco ya no bailaba al mismo ritmo. Después de un tiempo dándole vueltas, y tras la pandemia, rompió con todos los miedos y se lanzó a la piscina, porque “no todo estaba perdido” una frase que quedó escrita como recordatorio de lo que este rincón en la calle Concepción demuestra.

Soy un enamorado de la música y de mi pueblo

 

 
 

La pandemia para muchos fue el momento de cerrar, para Saulo fue el momento de arrancar. “Confíe en que las cosas iban a salir bien, en las ganas de la gente de reencontrarse tras el confinamiento”, y funcionó.

Tras cerca de año y medio de camino, asegura que fue una decisión valiente y con “un poco de suerte” que no hubiera sido posible sin su equipo, con Mauricio Álamo poniendo la parte de experiencia en hostelería. “Le convencí yo a él”, y de su mano se pisó el acelerador de un proyecto que ya tiene un equipo de cinco. Él pone “una cocina innovadora, creativa, para darle ese toque diferente a lo de siempre”.
 

Mauricio Álamo pone su cocina innovadora, creativa

Saulo Armas estudió para ser educador en centros de menores, pero más que eso es músico. “La música es parte de mi vida, llevo más de 15 años haciendo música cubana, y en mi casa siempre ha habido instrumentos”, esa parte de él ganó la batalla. “Yo vengo de la música, me viene de chico”, creciendo con esa gente que junta dos guitarras y monta la fiesta y eso es lo que él sentía que había que recuperar en el pueblo.

“Todo pasa y todo cambia, no es culpa de nadie” pero tras varias décadas el pueblo ya lo echaba de menos. “En Cuba la gente se junta en un solar para montar la fiesta, pues eso quería que fuese esto”, un lugar de encuentro.

 
 

 

 

 
 

Pero el Solar es más que música, ha logrado recuperar las recetas de la que hablan los vecinos más veteranos de la zona. Las chuchangas, un plato típico en Agaete y que se perdió en el tiempo es un ejemplo, está con frecuencia entre otras propuestas que buscan “una vuelta de tuerca», para ofrecer “algo que no se ve en los otros lugares” y que rinde homenaje a esas personas que aunque ya no estén tras los fogones siguen estando en la memoria gastronómica de la gente.

La gente de Agaete recuerda los platos que dejaron aquellos que ya no están. “Intentamos recuperar cosas que se hacían en bares de aquí, de personas mayores que tuvieron bares” para honrarles saboreando su legado.

El Solar es un lugar de encuentro, “pensado y diseñado para la gente de Agaete” aunque ya ha ganado adeptos en toda la isla y entre los miles de turistas que visitan el casco cada año. Tiene una clientela fiel, que viene “suene lo que suene” porque El Solar es “el espacio, la comida y el compartir”, que es lo importante.

Intentamos recuperar lo que se cocinaba aquí

 
 

 

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Echando la vista atrás, Saulo asegura que nunca en la vida se hubiera imaginado como hostelero, y aunque no cree que se jubile como tal, deja la decisión al aire en un “quién sabe”. Él había tocado en este mismo local años antes, ejemplo de que la vida sigue dando muchas vueltas de las formas más sorprendentes posibles. La hostelería “es dura, siempre hay que estar”, confiesa, pero tras tiempo para aterrizar, le ha pillado el truco.

La hostelería es dura, siempre hay que estar

Igual que se lanzó una vez no descarta seguir extendiendo el negocio. Hoy cuando entra y ve todas las mesas llenas se le llena el corazón. La gente “nos da las gracias” por habernos arriesgado y darle esto al pueblo, y eso “sí es algo para estar orgullosísimo”.

 
 

 

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*‘El Solar’ está en la calle Concepción, 15. TM Agaete. Gran Canaria
 
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*Texto: Laura Bautista
**Fotografía: Arcadio Suárez