Con apenas 4 o 5 años, Artemi Alejandro Medina dibujó algo que le llamó poderosamente la atención en una visita escolar al Museo Canario. En una sala enigmática y llena de misterio, plasmó sobre un papel los dos esqueletos completos que albergaba el espacio, los que varias décadas después siguen intactos, hipnotizando a cientos de niños. “Me acuerdo de una ballena que me impresionó, y también tiburones con material geológico y arqueológico”. Eran aquellas salas que hoy define como un «totum revolutum» en el museo y en su memoria, que marcó su vida sin saberlo.
“Creo que ahí nace todo”, en esa sala llena de cráneos. En su familia “siempre hubo mucho interés por la historia, sobre todo por la arqueología y el cine”, algo que le abrió camino a una profesión que le ha llevado a viajar por todo el mundo, a alcanzar lugares que nadie ha pisado en cientos de años.
“Ser arqueólogo te abre la posibilidad de entrar a lugares donde normalmente la gente corriente no puede acceder”, a “sitios mágicos maravillosos” donde la emoción de lo desconocido se une con “ese elemento del descubrimiento, de ser el primero en tocar, en entrar en esa estancia después de cientos o miles de años…” La magia, el enigma, el misterio, lo desconocido, tocar lo escondido u oculto, “no voy a negar que aún hoy me emociona, sabiendo que nadie ha tocado esa piedra en siglos”.
Del Museo Canario a esa piedra inalcanzable para el ser humano durante centurias, Artemi fue tejiendo su propia historia, que tiene mucho de Gran Canaria, y de ciudades enterradas de varios puntos del planeta. Gran Canaria es tierra de corsarios, de choque de culturas entre aborígenes y castellanos, territorio de represión en la Guerra Civil, y un punto estratégico para las guerras mundiales.
Gran Canaria es más que sol y playa, “mucho más” y así lo defiende Artemi, ese niño curioso que se convirtió en arqueólogo, CEO y director de ‘Patrimonia Consulting Arqueología Cultura y Desarrollo Turístico’. “Gran Canaria tiene un turismo aún sin apenas explorar”, apunta, “con mucho que ofrecer y un mercado potente, respetuoso, que llega a esa isla más desconocida”. Se trata del turismo oscuro, «escasamente desarrollado en el archipiélago y que abre una perspectiva de nuestro legado pendiente de explorar».
El auge del ‘turismo oscuro’
“El turismo oscuro tiene que ver con lugares de conflicto, de dolor, aunque hay muchos subtipos ya desde los escenarios, como una guerra o catástrofe, también son campos de batalla o una instalación militar”. En Canarias existe “un sector que no está en absoluto tocado”, porque bien “no se ha querido experimentar con él o no se ha sabido gestionar hasta el momento” en lo que para Artemi “es un producto en alza en otros países europeos y en otros continentes”.
El turismo oscuro “realmente ya no es nuevo, lleva años en desarrollo” pero parece haber pasado de largo en Canarias. “Creo que aquí tiene salida, pues está vinculado con elementos que tienen un sector de población interesado como es el turismo relacionado con la Segunda Guerra Mundial, muy en auge en Europa”.
Para el director de Patrimonia Consulting, el ejemplo de turismo oscuro bien desarrollado es Bélgica, que “ha sabido darle contenido, y eficiencia en la forma de mostrarlo” y en la que Canarias podría mirarse sin arrugarse. “En Canarias tenemos elementos de ese turismo oscuro, el tema de la conquista, vinculado con un pasado quizás más remoto, el que me gusta trabajar a mí”, bromea, pero que bebe de “ese choque de culturas fundamental”, con “el elemento conquistador y defensor”. Pero es más, la historia más reciente también tiene mucho que ofrecer. “El golpe, la Guerra Civil española, la represión…” rememora Artemi, que ve en el turismo la forma de conservación y puesta en valor más poderosa.
Bélgica, ejemplo de turismo oscuro bien desarrollado
Además de ser “importantes para la sociedad, recuperarían una historia que se está olvidando o no se está contextualizando correctamente”, y que “merece un espacio que actualmente no tiene”. «¿La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria puede tener un itinerario hablando del alzamiento?», dentro de un contexto democrático, para Artemi es un sí rotundo. Es la clase de producto turístico que hará que la historia no se olvide, que trata de dar justicia y restitución, algo fundamental para saber quiénes somos hoy.
“La Guerra Civil española, en Europa, por ejemplo, es un gran elemento que juega entre lo romántico y lo cruel”, ha apuntado el arqueólogo, porque los foráneos “a veces son más conscientes que nosotros mismos del valor de ese elemento”, al igual que la participación española en la Segunda Guerra Mundial, entre otros.
Canarias tiene mucho que decir en esos conflictos, como punto estratégico entre bandos, lugar de espionaje, de mestizaje y donde la arqueología “tiene el gran papel de recopilar esa información que a veces está oculta, está perdida, y que aunque está, no queda claro dónde hay que buscarla”. Esta información “merece el respeto de las víctimas, y no puede caer en manos de cualquiera” para tomar valor en “personas sensibilizadas y profesionalizadas, con interpretaciones correctas”.
El turismo oscuro tiene en su valor contemporáneo su gran aliado, y Canarias “tiene dos elementos del pasado que pueden tener un interés a nivel turístico, por un lado la conquista, pero también los grandes olvidados de la sociedad en Canarias, los esclavos negros”. ¿Dónde están los esclavos negros? Se pregunta Artemi. “No están en los libros de historia ni en nuestros paseos turísticos, ni museos, están en nuestro ADN” porque los esclavos en las islas “no se marcharon, son el mestizaje que enriquece a la sociedad canaria”.
La Guerra Civil, la represión, la dictadura, la Segunda Guerra Mundial son historia que “también merece ser trabajada y que actualmente se toca siempre de puntillas”, con un “potencial inmenso” para el acervo cultural de los isleños y también para el visitante.
Parte de nuestra historia merece salir ya del tabú
Hay una parte de la historia reciente que merece “restitución y justicia social, que se dignifique, que se trabaje el material de forma adecuada para que llegue a los familiares y que salga del tabú”, señala Artemi. “Merece ser conocido por nosotros y por el visitante que viene de fuera, con un tratamiento muy especializado, abordado en el respeto y con profesionales en Canarias”, desde historiadores o arqueólogos formados en la materia, en equipos multidisciplinares, porque “desarrollar un producto de este calibre requiere tanto de la visión del historiador y del antropólogo como del especialista en turismo”.
La primera infraestructura turística
¿Cuál es la primera infraestructura turística de Gran Canaria? ¿Y si no tiene nada que ver con lo que se suele pensar? Artemi sabe que el turismo oscuro, la arqueología del conflicto y el bagaje militar tienen más historia de la que parece, y es que de su experiencia trabajando en el extranjero se trajo a la isla mucho conocimiento pero también una pasión por el patrimonio militar.
“Los búnkeres fueron las primeras infraestructuras turísticas en los años 50 y 60”, ya que fue el primer sitio donde el hamaquero guarda sus hamacas, porque una vez acaba la amenaza de invasión, esta infraestructura ha permanecido en el territorio, transformándose en una sociedad cambiante y adaptándose a todo tipo de usos. “El primero que lo va a utilizar es el pescador, y en periodo de paz será la primera infraestructura turística en el sur de la isla” donde ante la falta de edificaciones “es el almacén, el bar, el hogar de paso del hippie…” con una historia que se entrelaza con la de la misma isla.
La prehistoria, como el patrimonio que construyó nuestro bisabuelo, son igual de relevantes
El búnker, como ha explicado Artemi, “lo conoce todo el mundo, está en la playa o en la colina, y cuando eres niño has jugado al lado de él porque es un elemento de atracción, de misterio” que se integra en el paisaje hasta ser parte fundamental de la zona. Ante la falta de protección, advierte que “muchos se están derribando” y con ellos se pierde una parte del pasado de varias generaciones. “Fueron escondites, refugios y en algunos se encarcelaron personas antes de ser fusiladas durante la Guerra Civil” y por ello “tienen un componente emocional muy potente”, tanto en la memoria histórica grancanaria, como en el desarrollo económico de la isla.
Los búnkeres son parte de ese patrimonio museístico al aire libre, que para Artemi hay que repensar. En Gran Canaria “faltan lugares en esa red de museos”, algunos “puntos importantes de interés con los cuales se podría ayudar a mantener otros quizás económicamente menos rentables o quizás menos llamativos”, para así “recalibrar” y “trabajar nuestro pasado desde los museos”. El camino empieza “inventariando lo que tenemos” para que sea “tratado por los profesionales del sector y con un discurso museográfico, de línea interpretativa”.
La isla tiene otros productos, no sólo en nivel arqueológico o histórico
La isla tiene “otros productos, no solo en el nivel arqueológico o nivel histórico” porque “hay que aspirar a otros elementos de nuestra historia”. Hay elementos “con mayor gancho” y desde ellos se puede mantener una red que cubra los intereses de todo tipo de perfiles. Para el director de Patrimonia Consulting tanto la prehistoria como el patrimonio que “recuerda nuestro abuelo, y que construyó nuestro bisabuelo son igual de relevantes y merece ser tratado con los mismos medios y respeto»
La sociedad tiene “mucha voz”, asegura, porque al igual que ocurre en Reino Unido “escuchar a la población y atender a los vínculos que tiene con ese patrimonio hará que sea más cercano” y que de esta forma se defienda por su propia gente.
*Perfil en Linkedin de Artemi Alejandro Medina
Texto: Laura Bautista
Fotografía: Bea Rivero (Canarias Comunicación)