Rafa Molina: «Busco dar a conocer nuestra cultura y costumbres, las formas de vida que estamos cerca de perder»

Rafa Molina no es un guía turístico convencional. Es un anfitrión poco común, capaz de adaptar cada recorrido a la persona a la que acompaña. Caminar con él puede ayudarte a descubrir buen número de los secretos que se guarda la isla de Gran Canaria. Con su empresa EtnoExperience Canarias logra ofertar un modelo diferente, de turismo consciente y lento. Para andar tranquilos por caminos poco transitados, de la mano de tradiciones antiguas.


¿​Cuándo decidiste lanzarte y montar tu empresa? 

Surge de un momento en la vida. Tenía una niña y en el momento en el que nace, no sé, me di cuenta que lo que hacía no tenía mucho que ver conmigo. Trabajaba en la construcción, en una empresa familiar, un mundo que no me llenaba, con mucho estrés y muchas horas fuera de casa. El tener la niña me hizo bajar a tierra. Cogí tiempo para estar con ella, para cuidarla. Y ahí empecé a reflexionar sobre cómo dedicarme a algo relacionado con lo que fue siempre mi pasión, la montaña, los deportes de montaña…

 

Tu relación con la montaña, ¿cuándo empieza?

Viene de atrás. Hace más de 20 años que practico deportes en la montaña. Sobre todo escalada. También me gustaba caminar, participaba en pruebas de multiaventura, bicicleta, carreras de montaña. Todo eso me llevó a viajar para practicar esos deportes. Fui a escalar a multitud de países, como hobby.

 

Y un día decides dedicarte al mundo del turismo de forma profesional.

Sí, aunque yo realmente había estudiado la carrera de turismo. Me acredité también como guía oficial. Entonces en ese momento en que toca buscar un nuevo camino pues me dije que iba a intentarlo. También ocurrió que era 2012, en plena crisis. No había muchas oportunidades ni había quien ofreciese trabajo. Fue un poco tirarse a la piscina, sin saber si había agua :=)

 
 

 
 

¿Cómo es el tipo de cliente que tienes ahora en Etnoexperience Canarias?

De todas las nacionalidades, aunque mayoritariamente nórdicos y alemanes. Empiezo a tener también clientes de otros países. Incluso estadounidenses y canadienses, que curiosamente no llegan atraídos por el tópico del sol y la playa.

El otro día acompañé a un grupo de cuatro amigas de Canadá. Habían leído un reportaje sobre quesos de Gran Canaria, de una periodista especializada de EEUU, de Boston, que escribe sobre el tema. Y como digo, hasta Boston llegó la noticia que en estas islas remotas del Atlántico se elaboran quesos de calidad enorme. Pues se fueron sorprendidas, aparte de por la calidad, el sabor y todas las características, por la tradición profunda que vieron que había detrás.

 

El modelo de tour qué organizas tiene mucho qué ver con una tendencia que crece. Cada vez más gente busca vivir a ritmo más lento, escapando de la vida común en las ciudades. Eso se va reflejando en la forma de tomar vacaciones.

Sí, desde el principio lo tenía claro. No estar en esto por el mero negocio, por el mero hecho de dedicarme a sacar muchísima gente todos los días. Buscaba enfocarme a otro perfil de viajero.

Todo parte de la experiencia personal. Como contaba antes, gracias a Dios he podido viajar por todo el mundo, y siempre mi inquietud, donde quiera que iba, era conocer cómo vivía la gente. Probar lo mismo que prueba la gente de cada lugar. Cuando viajo pienso «ojalá me dejaran entrar a sus casas, ver cómo viven realmente..» Eso me dio la idea sobre lo que podía ofrecer aquí. La idea es brindar la oportunidad de conocer lugares de Gran Canaria donde el turista nunca llegaría de la mano de un turoperador.

Busqué enfocarme a otro perfil de viajero

Para eso no necesito lugares abiertos cara al público. Habrá algunos que sí, pero en su mayoría no. Visito pequeños productores de queso, de vino, fincas no directamente relacionadas con el turismo. Lo que hago es acercarte, por ejemplo, al lugar donde mi propia familia va a comprar el queso. En definitiva, llevo al turista a conocer a la gente.

Antes que el producto, antes que el paisaje, lo que al final se llevará ese turista es haber conocido una forma de vida apegada a la tierra. Y yo quiero llegar a ese viajero dispuesto a descubrir. No quiero dirigirme ‘al turista que es traído sino al que es atraído‘.

En Canarias llevamos años viviendo del turista al que le organizan paquetes desde origen, que compra en la agencia del turoperador, lo traen al hotel del turoperador, en su avión, su guagua. Prácticamente no sale de ahí. A ese turista le da un poco igual ser traído a Gran Canaria o a Túnez, Cabo Verde, Turquía, donde sea, porque se alojará prácticamente en el mismo hotel. Igual en cuanto a diseño, igual en cuanto a todo.

Contamos con valores medioambientales indudables

Ese turismo es frágil. Quedamos totalmente en manos de si los traen o no los traen. Eso ya puede verse este año, empiezan a abrirse otros mercados, más económicos. Pues al turoperador le interesará llevar turismo a ese otro sitio donde sale todo más barato, y gana más. Desvían miles de personas en una operación.

Ese es el turismo que para mí es ‘traído’. Frente a eso, debemos ser capaces de promocionar las maravillas que tenemos. A pesar de ser sólo unas islas chiquititas en el Atlántico, contamos con valores paisajísticos y medioambientales indudables. Canarias es uno de los lugares del planeta con mayor biodiversidad, con una cultura propia, ahora reconocida por la UNESCO con la declaración de Patrimonio de la Humanidad para Risco Caído.

 

Quizás esa declaración de UNESCO propicie una forma nueva de ver nuestra cultura. Y entre nosotros, un poco más de estima hacia la propia identidad.

Exactamente. Debemos darnos cuenta que ahí está nuestra esencia. Ahí y en formas de vida que estamos muy cerca de perder. Si perdemos ese conocimiento ancestral de la gente del campo, esas costumbres y ese conocimiento de la tierra, perderemos una parte clave de nuestra identidad.

Siempre digo a la que gente que nos visita que nuestra cultura proviene de la mezcla de muchas nacionalidades que fueron llegando a las islas. Si de algo estoy orgulloso es de lo abiertos que somos al mundo. Pero también considero importante que cada pueblo mantenga su esencia. Es lo que busco dar a conocer. De forma que la gente que venga conmigo sepa, primero, que con el dinero que paga en su viaje está generando economía local, apoyando, ayudando a desarrollar la tierra. Ese es el turismo consciente.

 
 

 

 

 

 

¿Cuál es el máximo de personas que guías en una caminata?

Nunca pongo ni máximos ni mínimos. La gente siempre me pregunta, ¿y el mínimo? Pues uno. El mínimo es uno. Porque hay gente que quiere eso, están dispuestos a pagarlo. Lógicamente no le saldrá igual que a un grupo de 8, o de 15. Pero cada vez más gente prefiere caminar o viajar así, con su pareja o su familia. O solos, antes que en una guagua con 50 personas.

Quizás me diferencio de otras empresas en que no tengo programa diario. La gente me pregunta, ‘¿qué rutas tienes mañana?‘ No, no. No tengo ninguna ruta para esta semana. Te puedo ofrecer un amplio abanico de posibilidades, pero antes hablamos, porque todo es personalizado. Cada ruta debe ser especial. Ya sea para una persona, una pareja, una familia, un grupo de trabajo. A veces organizo cosas para grupos más grandes, el otro día por ejemplo para un ayuntamiento, para sus vecinos, no sé, un grupo de 30, 40 personas…

 

¿Y cómo haces para organizarte con la gente que visitas? Igual no puedes avisar con mucha anticipación.

Tengo que organizarme. Al no tener un itinerario con horarios, antes debo ver si a cada persona le viene bien, si van a estar allí, etc. Debo coordinarme. Pero no tener un programa también da flexibilidad. Y gracias a esa flexibilidad me contacta mucha gente. A veces, por ejemplo, desde los alojamientos; llama alguien y me dice «Rafa, tengo alojada aquí una gente interesada en conocer el mundo del vino en Gran Canaria, y mañana no veo tours de empresas que visitan bodegas, ¿nos lo puedes arreglar?» Pues sobre la marcha se lo organizo.

Ahora además tengo la suerte de contar con el apoyo de un equipo de guías fantásticos. Profesionales enormes, en cualquier área, con idiomas, buena formación. Siempre hago todo lo posible para encontrar al guía adecuado, para que cada persona se lleve la mejor experiencia.

 

Por lo que nos has ido contando conoces muchos destinos de montaña. De las cosas que fuiste encontrando en los viajes, ¿qué aplicarías aquí para desarrollar mejor el turismo de naturaleza?

¿Qué podríamos copiar? Es difícil, se pueden ver muchas cosas. Recuerdo un viaje a EEUU, que me sorprendió muchísimo. Era la época de Bush, con todo lo de la guerra, no se tenía una percepción buena del país. Pero nos animamos y fuimos para allá un grupo de amigos con el objetivo de escalar, y también por qué no, de caminar algo.
 

Necesitamos mayor conciencia medioambiental

Una vez allí vimos cómo era de inmenso. Y dedicamos el mes entero a recorrer y recorrer. Nos gustó y nos sorprendió la amabilidad. Encontramos un pueblo hospitalario, amable, en cada parada, todo era una entrega para ayudarte. Pues en los Parques Nacionales de EEUU, por ejemplo, encontrábamos una gran conciencia medioambiental, algo que echo en falta aquí. También mayor control, porque en todos los sitios encontrabas a los guardas. Pero no eran guardas rudos, del tipo al que parece que les molesta que estés por allí, como a veces ocurre. Era bien al revés. Eran fantásticos. Siempre ayudándote, explicándote todo, haciéndote entender el porqué de cada norma.

La conciencia medioambiental se dejaba ver ya en el acceso a los Parques Nacionales, que permitían solamente en guagua. En vez de que entrara todo el mundo con coches privados, los coches se dejaban fuera, y por una lanzadera te transportaban, para causar el menor impacto, por carreteras que imitaban hasta el tono del color de la tierra. Todo esto son cosas que se podrían aplicar aquí, con el tiempo…

 

Es interesante eso que cuentas, se nos voltea la percepción de un país una vez lo visitas.

Sí, viajar no es sólo ir a un lugar, no es sólo ir de aquí a allí. Viajar es crecer. Lo que busco con la gente que viene con nosotros es que se lleven crecimiento personal. Que aprendan y que nos aporten. Y nosotros, pues igual, aportamos y aprendemos también.

 

Este tipo de guía que eres, o más bien de anfitrión, genera seguro desgaste por el nivel de implicación emocional que exige trabajar así. ¿Cómo lidias con esa parte?

Pues evitando un programa cerrado, evitando saber de antemano la ruta que haré cada día. Eso me aburriría muchísimo. En ocasiones sí tengo que hacerlo, en casos en que trabajo para otras empresas, y te llaman porque necesitan un guía. Y por supuesto hago el trabajo. De hecho, antes trabajaba así. Pero me di cuenta que se estaba convirtiendo en monótono. A las 3 o 4 veces de repetirlo, veía que no me estaba dejando la implicación que debo dejarme.

Por eso es muy importante estar al 100% cuando voy a salir con alguien, porque esa persona paga un dinero que le supone un esfuerzo, y quiere llevarse una experiencia. Es lo que al final ofrezco. No una cosa rutinaria, ni ir a un lugar por el que tú sabes que han pasado tropecientas mil personas antes.

No tenemos horario. No tenemos prisas. Sí que ofrecemos un plan previo. Igual me dicen, «Pues mira, a mí me interesaría conocer la elaboración del queso«. Pues lo organizo así, vamos a girar el día en torno a las queserías. Pero de la misma forma, si resulta que en el itinerario previsto inicialmente empiezo a hablarle al turista de la Laurisilva, por decir algo, y de repente me dice que le gustaría verlo, pues nos desviamos. Sobre la marcha. Vamos allí, cambiamos el plan.

Cada experiencia la trato de forma personal

Lo importante es que al final del día se lleven una sensación buena, que hayan resuelto curiosidades. En vez del cliente adaptarse a mí, a mi ruta, yo me adapto totalmente al cliente. Pero es un desgaste, claro que sí. Para mí sería más fácil tener todo mecanizado. Saber de antemano mis rutas. Saber por dónde salgo. Y así lo tendría todo organizado, saldría como churros.

Trabajo mucho con artesanos, con queserías, con bodegas que trabajan de forma artesanal. Y me he dado cuenta que me gusta definirme como ‘artesano del turismo’. ¿Por qué es eso? Porque cada experiencia la trato de forma personal. Es otra labor de artesanía, en una profesión que también tiene desgaste, mucho trabajo. Pero cada día tiene su público, gente que lo valora.

 

Entrevistamos tiempo atrás a Manuel Cabezudo, que desarrolla ‘Canarias End to End’, un itinerario sobre un sendero GR. ¿Qué te parece su idea? ¿Cabría impulsar ese tipo de itinerarios para conectarnos mejor, para incentivar viajes de interior entre los canarios?

Sí, sí, ¡claro que lo conozco! Y sí, hace falta. Totalmente. Yo tengo un concepto regional muy claro. Nosotros, todas las islas, somos una única cultura, común, con sus especificidades, pero compartimos un espacio natural privilegiado, y una cultura con valores enormes. Mi empresa se llama así, EtnoExperience Canarias porque mi objetivo, a medio plazo, era ir abarcando todas las islas. Somos una única identidad cultural.

El proyecto Canarias End to End es interesantísimo, para mí lo es. El Gobierno de Canarias, todos los Cabildos, deberían hacer una apuesta por esto. Y no sólo para senderistas, o para chicos jóvenes, para todo tipo de perfiles. La idea es buenísima porque cada vez más gente viaja por ese interés por la naturaleza. Y permitiría ofrecer la posibilidad de cruzar un archipiélago entero, utilizando los barcos como punto de nexo, de unión. Se conseguiría ir generando economía en el interior, economía local.

Atravesando cada isla, por completo, en las etapas que quieras. En dos meses, un mes. Dependiendo de lo que quieras caminar. Habrá quien quiera hacerlo de una punta a otra, todo seguido. Habrá quien venga a conocer una isla, o dos o tres. O quien se quede con el proyecto de irlo haciendo poco a poco, como quien hace el Camino de Santiago, un tramo cada año.

 

Un ‘Camino de Santiago’, más novelero. Aquí habría trayectos en ferry, cambiando de isla a isla, mudando continuamente de paisajes y hasta de clima. Una gran experiencia de viaje.

Y tanto, claro que lo veo, ¡pero para hacerlo yo! :=) :=) Es una idea que debería coger fuelle. El Gobierno de Canarias podría estar interesado en apoyarlo porque es turismo que genera muchísima economía local, y al final, un modelo de turismo activo que sí podemos impulsar.

Soy parte de Activa Canarias, una asociación de empresas de turismo activo de ámbito regional. Conformamos 60 empresas. El Gobierno de Canarias lleva años tomándonos en consideración como agente interlocutor. Porque el turismo activo llega a representar hoy un 10% del total de viajeros que recibimos. Nada menos que 1.600.000 visitantes que llegan a Canarias atraídos por la práctica de turismo activo. Una tendencia que no para de crecer..

Ahora, con el bajón de reservas que empieza a notarse, mucha gente me pregunta si lo he notado en EtnoExperience Canarias. Y te juro que no tengo sensación de preocupación. Porque el sector al que me dedico sigue creciendo, es un turista que viaja independiente, a practicar deporte, a escalar, caminar, mountain-bike, surf o lo que sea. O viene por turismo cultural, como el caso que te contaba antes, de las turistas aficionadas a la gastronomía que leyeron sobre nuestra tradición en elaboración de quesos. Ese turista no viene de la mano de un turoperador. Pues noto que llega cada vez más gente así.

Veo también pequeñas agencias especializadas en turismo de naturaleza que empiezan a contactar. Ahí hay oportunidades. Ahora mismo acabo de cerrar un acuerdo con una agencia noruega. Los conocí porque llamaron para un trabajo en Vegueta, entré en su web y vi que eran especialistas en naturaleza, con oferta por todo el mundo. Entré en su sección de Canarias y sólo ofertaban La Gomera. Sobre la marcha les escribí, ‘mira, tengo una empresa de senderismo en Gran Canaria etc etc‘, y respondieron, ‘¿en Gran Canaria, senderismo?’. Y contesté….¡pues claro!!!
 

El turismo de naturaleza no para de crecer

Eso es algo que podemos poner en valor. Todavía Gran Canaria no es un destino de senderismo muy conocido. Puedo estar una semana caminando con un grupo y prácticamente no encontrarnos a nadie, porque intento huir de los senderos más típicos. La gente se va entonces con esa sensación, como si estuviera caminando casi en una isla desierta, a pesar de que es justo lo contrario, una isla densamente poblada.

A esa agencia, por ejemplo, les pasé un programa con visitas a museos, queserías, visitas a fincas, a artesanos, a yacimientos arqueológicos. Pues hoy ya lo ofertan en su web, con la idea de empezar a traer grupos reducidos. Este tipo de grupos con agencias los alojamos en diferentes puntos de la isla. No sólo ofrezco el campo. También tenemos una ciudad con atractivos enormes. Ofertamos por ejemplo 3 noches en la ciudad, con 3 noches en Agaete. O cambiamos y combinamos el Parador de Tejeda. O quizás otra zona. Pero ofreciendo esa mezcla, para que se lleven una visión amplia. Y funciona.

Recuerdo otro caso, un club de senderismo de Escocia, que tuvimos hace 3 meses alojados en unos apartamentos en Las Canteras. Viajaban muy independientes, y les encontramos algo acorde a lo que buscaban. Ellos mismos se ocupaban de los desayunos, de las compras, etc… Gente maravillosa, un grupo de 10 que se fueron encantados de la isla. Y tal es así, que fue regresar a Escocia, y escribirme un correo para pedir que preparemos algo para el próximo año, en La Palma. Y en septiembre nos vamos a La Palma a montar un programa parecido al de aquí. Y de esa forma ir creando, como te contaba antes, una red en las islas.

El turismo activo representa el 10% del turismo que recibimos

 

Si tuvieras que meter en tu mochila 3 productos de Gran Canaria para hacer una parada de almuerzo, ¿qué llevarías? 

 Queso, eso es imprescindible. Vino. Y miel, otro de nuestros productos estrella.

 

 ¿Pedirte nombres es ponerte en un aprieto?

Ufff…¡Muy complicado! Y no es que no me quiera comprometer. ¡Pero es que hay tantos quesos buenos! Tenemos tal cantidad, tal variedad. Y calidad. Es complicadísimo.

Trabajo mucho en el norte. Trabajo en queserías de todas las zonas, pero sobre todo me enfoco mucho en la zona norte. Los altos de Gáldar, Guía, Moya. La zona del queso de flor, queso de oveja. Precisamente porque son lugares alejados del tópico de destino de playa. Me gusta llevar gente por ahí, a zonas tan verdes. Se sorprenden. Se sorprenden de ver ganado de oveja…

 
 

 
 

Entonces, vamos a nombrarte queserías. Por pura opinión personal, avisando que no soy ningún maestro quesero, sabiendo que me falta aún mucho por conocer…. Pero por poner nombres, en Queso de Flor, nombraría Cortijo de Caideros, a Cristóbal, eso seguro.

En Media Flor, a Francisco y Tania, Cortijo de Galeote, quizás el lugar donde más gente llevo, uno de los sitios que más visito. Son gente joven, y me enfoco mucho allí donde hay jóvenes, porque es importante que se vean valorados, que se los conozca. Esa gente podrá animar a más gente joven, enseñando que se puede vivir de la actividad. Tania y Francisco, con treinta y pico años, llevan haciendo queso sólo cinco años, pero acaban de conseguir medalla de bronce en el Concurso Mundial, en Londres.

El tercer mejor queso curado de oveja del mundo se hace en Gran Canaria, en un lugar chiquitito que se llama Lomo del Palo, que ni la gente de aquí sabe donde es. Una producción de sólo 5 o 6 quesos diarios. Pues si ese queso fuera de Francia o de Suiza, ¡¡a saber a cuánto se estaría vendiendo!!!

A esa gente hay que apoyarla. Darla a conocer. Ellos empezaron a comercializar Media Flor el año pasado, si no estoy equivocado. Y ese queso me pareció….espectacular. Espectacular. Tal es así que ya ganaron medalla de plata en las Fiestas de Gáldar. En fin, que para mí el Queso de Flor es espectacular.

Debemos apoyar a los queseros artesanos jóvenes

 
El de oveja, pues también, por ejemplo el de Pavón. O Cortijo de Daniela, gente joven también. Además, con el valor añadido de que mantienen la trashumancia, otro de los valores clave de nuestros quesos, que estaba prácticamente a punto de desaparecer. Ellos mueven el ganado varias veces al año, buscando pasto natural, porque son conscientes que eso revierte en la calidad. Pero es duro. Incluso hay familias que practican la trashumancia, y sí tienen relevo, pero luego los jóvenes que son ese relevo generacional tienen claro que no serán transhumantes. Porque es duro y difícil.

Si nos vamos al sur, si cambiamos de vertiente, empezamos con los quesos de cabra. ¡Y bueno! ¡Bufff!!!! Ahí también hay calidad. Podría nombrar el queso de Ganadería Naroy. Dos chicas, Natalia y Beatriz Mayor, seguro las conoces, son pastoras en la Presa de las Niñas. Justo cuando acaba la presa verás su ganado, casi 400 animales. Tienen veintipocos años, pero provienen de una de las familias con mayor tradición en pastoreo. Elaboran un queso espectacular en condiciones que tampoco son fáciles. Imagínate en verano. Creo que empiezan cada día a las dos de la mañana, a ordeñar, a elaborar, para que a los animales no les coja el calor.

Y nombraría Quesos la Gloria, de mucha calidad, también se ha llevado medallas en el concurso mundial de Quesos, con queso de cabra. Pero es muy difícil elegir. Es que en el tema del queso en Gran Canaria tenemos mucho donde elegir… que me perdonen los que no nombré.

La trashumancia, valor clave de nuestros quesos

 

Recomiéndanos por favor un lugar especial de la isla, que pocos conozcan, pero que llegue a poner los pelos de punta al más repeinado.

Hay varios. Pero diría la zona de Lomo del Palo. Sin duda. Fagagesto, Juncalillo. Toda esa zona rural, donde el paisaje es tan verde, con la niebla sobre las colinas cuando se mete el frío… Y luego, cuando está el día despejado, por allí encuentras una de las imágenes más bonitas, con vistas a Tenerife.

Otra zona, que ahora empezará a reconocerse más, son los alrededores de Barranco Hondo, los pies de Tamadaba, Artenara, Juncalillo, ese círculo. Grandes espacios naturales, con una población que mantiene mucha forma de vida pegada a la identidad.

Toda esa zona la llamo ‘la Gran Canaria detenida«, porque cuando estás ahí sientes como si el tiempo no pasara.

 

La ‘Gran Canaria detenida’ permite disfrutar de la tranquilidad

Es todo lo contrario que sientes en la ciudad, donde todo va aceleradísimo. Una velocidad vertiginosa, ruido, mucha gente, todo el mundo va corre corre. En cambio allí parece que el tiempo va de otra forma, la gente aún habla despacio. Se te pasa el tiempo, hablando simplemente. Disfrutando de la tranquilidad.

También recomendaría el Valle de Agaete. O Inagua. Caminar por allí en silencio, toda una experiencia. Pero hay muchos sitios, para caminar y ordenar la cabeza. Y sentir la naturaleza, tal como debe ser.

 

 

*Conozca el portfolio de EtnoExperience Canarias en su sitio web.

 

*Reportaje gráfico: Arcadio Suárez