Alexandra Adeler y Paco Monzón son la pareja de emprendedores detrás del hotel VEINTIUNO. Un establecimiento de cuidado diseño, inmejorablemente situado a dos pasos de los muros de la Catedral, en Vegueta. Tras más de un año de su apertura hablamos con ellos de la vorágine que supone emprender un negocio así, levantando un proyecto que incluye la rehabilitación de un edificio antiguo, desde cero. Conocimos su historia de esfuerzo e iniciativa, un ejemplo de éxito en pleno corazón histórico de la ciudad.
¿Cuándo nace el proyecto de VEINTIUNO?
Alexandra Adeler: El proyecto se empezó a gestar hace mucho tiempo, le íbamos dando forma cuando vivíamos en Noruega, pero fue hace tres años cuando decidimos dar el paso y empezamos a buscar una ubicación donde hacerlo realidad.
¿Siempre habían pensado en Las Palmas de Gran Canaria?
Paco Monzón: Sí, siempre, porque somos unos enamorados de nuestra ciudad y de Vegueta. En los últimos años hemos visto cómo han ido proliferando pequeños hoteles y hostales en casas antiguas remodeladas, pero aún así estamos convencidos de que siempre habrá cabida para proyectos novedosos y de calidad.
Con esas miras tuvimos la suerte de dar con esta antigua casona de la Calle Espíritu Santo. Realmente fue amor a primera vista. Conseguimos comprarla y posteriormente con mucha paciencia, (porque lo bueno se hace esperar), pudimos restaurarla.
El hotel se ha dado a conocer en muy poco tiempo.
AA: Sí, hemos conseguido posicionarnos en el mercado y con una puntuación en la satisfacción del cliente muy alta. En muy poco espacio de tiempo. Desde el principio nos marcamos como objetivo dar la máxima calidad y volcar todo nuestro cariño en cada cosa que hacemos. Esa ha sido la clave del éxito.
La estructura del edificio permite tener contacto permanente con todos los huéspedes. Y de esa manera creamos un vínculo especial, porque nos gusta presentarles la ciudad como a nosotros nos gustaría que nos la mostraran. Recomendamos rincones donde estamos seguros que vivirán una experiencia única, gracias a los tesoros culturales y paisajísticos que nos rodean, gracias a la buena cocina de la isla. Sobre todo, en ese aspecto, nos sentimos orgullosos de contar con una amplia oferta gastronómica de nivel a pocos metros del hotel.
El edificio es muy especial, de arquitectura singular, ¿cómo lo encontraron?
PM: Gracias a la constancia. Si te somos sinceros, en la época en que vivíamos en Noruega, después de la jornada laboral nos sentábamos a hojear páginas y páginas en Internet con ofertas de casas, durante horas. Desde allí pedíamos fotos y detalles y organizábamos citas para ver luego las casas durante nuestras vacaciones. La constancia y las ganas de regresar a nuestra tierra hicieron que diéramos con esta joya. Tras largos y duros inviernos :=)
Afrontar una obra de restauración demanda mucha energía, hace falta saltar vallas de toda índole. ¿Volverían a pasar por una experiencia similar? ¿Han ganado know-how de cómo afrontar un proyecto así, en un edificio antiguo?
PM: Sí, ha sido complejo, no vamos a decir que todo fue rodado. Sobre todo, nos pasó factura nuestra inexperiencia inicial. Veníamos del mundo financiero y tuvimos que aprender a marcha forzada. Tratándose de una casa protegida las exigencias para poner en marcha un proyecto de remodelación de esta índole fueron muy altas. De todos es sabido lo difíciles que son las obras, hay muchas decisiones que tomar y muchos recursos que invertir, en poco espacio de tiempo. Por eso las equivocaciones deben ser las mínimas.
Nunca habíamos gerenciado proyectos en el ámbito turístico, tuvimos que profundizar previamente en ese campo para definir qué queríamos y cómo lo queríamos. No te puedes imaginar lo rápido que pasaron los tres años que duró todo. Pero a tu pregunta de si volveríamos a hacerlo, la respuesta es un sí rotundo. La experiencia ha sido dura pero está siendo muy positiva.
Un hotel emblemático con pocas habitaciones y servicio de detalle, obliga a involucrarse directamente en el día a día.
AA: Desde el principio tuvimos claro que un proyecto así necesitaba de una involucración máxima, queríamos hacerlo a nuestra mano pero también sabíamos que necesitaríamos contar con un equipo que navegara con nosotros. Esa es la clave del éxito actual, tenemos con nosotros a gente maravillosa que respira y siente como nosotros y que irradia mucho cariño.
¿Cómo se consigue subir al proyecto al tipo de personas que demanda este modelo de hotelería? ¿Cómo afrontaron el reclutamiento?
AA: Con eso pasó algo muy curioso. Contratamos a todo el personal del hotel sin prácticamente hacer caso a los currículum, sin mirar el historial laboral. Fue algo más humano. Nos hemos ceñido a entrevistarnos con gente para valorar principalmente si había química con ellos, si tenían las capacidades que buscábamos, sobre todo su calidad humana. Pero digamos que uno de los aspectos que marcó cada elección fue la sensibilidad que demostraron, creemos que es fundamental para detectar lo que necesitan los clientes.
Seguro fue importante encontrar un buen socio para restaurar el edificio, en su caso MOBA Showroom, con experiencia en este tipo de trabajos.
PM: Sí, apostamos y confiamos en MOBA. Han resultado ser un grupo de profesionales magníficos, tanto en la parte de construcción como en la de diseño. Es más, si llegado el momento pudiésemos seguir creciendo seguramente volveríamos a contar con ellos.
Han ejecutado nuestra idea de forma magistral y entre otras cosas, pudieron cumplir también con otro de los objetivos que nos habíamos marcado, el de contribuir de alguna manera con el cuidado del medioambiente. Entre otras cosas hemos instalado equipos de climatización de última generación, alimentados por aerotermia, una tecnología limpia que extrae energía contenida en el aire.
Otro de nuestros pilares fue la familia. Ellos nos ayudaron en la definición del concepto y en el día a día de la obra. Su experiencia fue el complemento perfecto para llegar a lo que somos ahora.
La gastronomía es uno de los aspectos que más cuidan los ‘hoteles boutique’. ¿Cómo plantean esa parte del negocio?
AA: Con la oferta gastronómica de nivel que se ofrece a tan pocos metros del VEINTIUNO decidimos simplificar el modelo de negocio y concentrarnos en el concepto de Bed & Breakfast. Diseñamos a conciencia la carta del desayuno, de la mano de una restauradora muy reconocida en la isla. Y luego hemos ido añadiendo variaciones, adaptándonos a los gustos de los clientes que nos visitan.
Hemos preferido optar por un desayuno a la carta muy equilibrado, para todos los públicos. Tenemos opciones veganas y vegetarianas. Y estamos muy sensibilizados con las intolerancias alimenticias, por lo que nos adaptamos con bastante flexibilidad. Los fines de semana ofrecemos un Brunch que se está convirtiendo en todo un must, principalmente porque lo damos en la azotea del hotel, con unas impresionantes vistas a la catedral.
Por otro lado, el hecho de recomendar a nuestros colegas de la restauración nos hace sentirnos bien. Es nuestra manera de aportar nuestro granito de arena al impulso de la emprendeduría, y de apoyar el talento oculto que hay en los fogones de la ciudad.
¿Cómo es el cliente que reciben?
PM: El perfil varía según la temporada. Ahora en verano estaremos en torno al 60% de huésped nacional y al 40% extranjero. A partir de septiembre, basándonos en el histórico del año pasado y por las reservas recibidas, la clientela volverá a ser sobre todo escandinava y centro-europea.
La edad media oscila entre 40-60 años, con nivel sociocultural alto. Al ser un hotel ‘Sólo Adultos‘ ubicado en la ciudad, en el centro histórico, la motivación del viaje es muy diferente a lo que estamos acostumbrados. Los huéspedes muestran interés por conocer la isla, la oferta cultural y gastronómica, nuestras costumbres. Realmente la mayoría de ellos desaparecen tras el desayuno para recorrer kilómetros. Salvo que el cliente se quede en la piscina a pasar el día, cosa que se da principalmente con las estancias largas.
Es la misma base demográfica pero quizás con intereses un poco diferentes al cliente de las áreas turísticas del sur.
PM: Sí, correcto, quizás el turista del sur viene buscando el sol como principal objetivo de vacaciones, mientras que este otro cliente, que también busca el sol, tiene otras inquietudes.
En VEINTIUNO optaron por externalizar una parte de la comercialización.
PM: Sí, nuestra comercialización la tenemos externalizada, la llevan Elvira y Javier, a través de una empresa que fundó Elvira del Toro, SMILETUR. Estamos muy contentos, nos llevan el revenue-management, algo que en un hotel urbano es clave. También la negociación de acuerdos con turoperadores, la gestión de redes sociales, etc. Es imposible pretender llevarlo todo nosotros dos y al final, como las cosas salen bien es rodeándote de un buen equipo.
Consideramos que tenemos todas las áreas muy bien cubiertas, con grandes profesionales, ya consolidados tras un año de andadura. Tenemos artistas en el área de cocina, con magia en las manos. Y en recepción, unas compañeras con mucha sensibilidad y empatía. También tenemos fantásticas gestoras del área de pisos y así en general con el resto. Entre externos e internos somos trece los que formamos el alma del VEINTIUNO.
Su azotea tiene una de las mejores vistas de la ciudad, casi tocando la Catedral. Eso facilita seguro generar buena comunicación, más la organización de eventos que realizan.
AA: Sí, aunque nuestro negocio es el hotel. Y por ello ponemos siempre por delante el descanso de nuestros huéspedes, buscando que puedan disfrutar de las instalaciones, sin que nada les perturbe.
Puntualmente organizamos eventos privados en la rooftop, reuniones de trabajo, pre-bodas, presentaciones. La terraza está orientada de tal forma que las vistas a la catedral son únicas. Por eso el espacio ya está muy demandado por profesionales del mundo de la moda y el cine. Y también cómo no, del mundo de las redes sociales. Hemos hospedado influencers de reputación que tomaron, por ejemplo, un selfie con la catedral detrás y gracias a eso obtuvimos casi sin buscarlo una repercusión mediática abrumadora. Aún así, insistimos en que estudiamos cada petición con cuidado, la prioridad es el huésped y todo lo demás debe ser un añadido que encaje con el ritmo habitual del hotel.
¿Cómo ven Vegueta en 4-5 años? La zona antigua está en proceso de transformación, recibiendo inversiones para proyectos parecidos, de hotelería muy cuidada.
PM: Vemos Vegueta con mucho optimismo. Y creemos que todo proyecto nuevo que se desarrolle aquí va a enriquecer no sólo a la ciudad sino también a la isla. Debemos seguir aportando valor. Que hablen de nosotros, que hablen de Gran Canaria como destino de calidad. Y por eso nos entusiasma saber que otros muchos proyectos optan por tomar el mismo camino que elegimos nosotros.
En relación a los usos compartidos en el casco histórico, hay mucho debate en Vegueta en torno a la zona de copas. ¿Uds. qué opinión tienen?
AA: Es un tema delicado, pero en el que tenemos clara nuestra postura. Contamos con un centro histórico único, y podemos presumir de mantenerlo en muy buen estado. Son edificios y callejones que cuentan nuestra historia, es el legado que nos han dejado nuestros antepasados y tenemos la responsabilidad de cuidarlo. Si se realizan eventos con grandes aglomeraciones, sin control, como está sucediendo en las fechas del Carnaval, el casco sufre mucho y se deteriora. Eso es lo que debemos evitar. Por otro lado, los huéspedes que eligen hospedarse en esta zona buscan el descanso, la tranquilidad y pasear por un entorno limpio, no ver el deplorable estado en el que terminan las calles.
¿Cuál encuentran que fue su mayor acierto en estos primeros meses de emprendimiento?
AA: Nuestro equipo humano. Sin duda.
PM: Sí, hemos tenido suerte, mucha suerte. Una suerte buscada. Hemos trabajado desde el corazón, sin duda. Y eso nos está funcionando.
*Más información sobre VEINTIUNO
*Reportaje fotográfico: Bea Rivero
*Texto: F.Díaz